Si eres de los que compran lechuga con entusiasmo para comer más sano, pero terminas tirándola a los pocos días porque se marchita en la heladera, este simple truco con papel de cocina puede cambiar tu rutina y la forma de que permanezca fresca.
Si eres de los que compran lechuga con entusiasmo para comer más sano, pero terminas tirándola a los pocos días porque se marchita en la heladera, este simple truco con papel de cocina puede cambiar tu rutina y la forma de que permanezca fresca.
Guardar la lechuga envuelta en papel absorbente dentro del refrigerador no solo evita que se pudra rápidamente, sino que prolonga su frescura durante más tiempo, ayudando a reducir el desperdicio de alimentos y además a ahorrar dinero.
La clave está en la humedad. La lechuga es una verdura muy sensible a la acumulación de agua, que suele generarse por la condensación dentro de la heladera. Este exceso de humedad favorece el desarrollo de hongos y bacterias que aceleran la descomposición.
El papel de cocina, al ser absorbente, retira el exceso de humedad del ambiente donde está guardada la lechuga. Así, evita que las hojas se marchiten, se pongan blandas o adquieran mal olor. De este modo, puedes disfrutar de una lechuga crocante y fresca por más días.
Además de conservar lechuga, este método también funciona con espinaca, rúcula, acelga, repollo y otras hojas verdes. Incluso puede aplicarse a algunas frutas y verduras que tienden a perder textura por la humedad, como el cilantro o el perejil.