Según explican especialistas en el tema, la resistencia es el punto fuerte de la Helleborus orientalis. Esta especie desafía las bajas temperaturas, las lluvias intensas e incluso las heladas, floreciendo (en el hemisferio sur) entre junio y agosto. Su preferencia por ambientes frescos, húmedos y con sombra parcial la hace ideal para jardines que experimentan inviernos marcados, a diferencia de la lavanda, que prefiere climas cálidos y soleados.
Además, es menester destacar que la lavanda es vulnerable al exceso de humedad y a las heladas prolongadas, lo que puede llevar a la pudrición de sus raíces, un problema que la Rosa de Navidad maneja con mayor facilidad gracias a su tolerancia a suelos pesados y húmedos.
Respecto a su belleza, las flores de esta planta, en forma de copa, van desde el blanco cremoso hasta el púrpura oscuro, aportando una elegancia y un toque de vida al paisaje invernal. Mientras la lavanda deleita con sus espigas violetas en primavera y verano, la Helleborus brinda un contraste sorprendente al florecer en meses de frío cuando la mayoría de las especies no tienen hojas ni flor.
Helleborus orientalis planta
Los colores de la Helleborus orientalis llenarán de vida tu jardín en invierno.
En lo que concierne estrictamente a sus cuidados de jardinería, esto se reduce simplemente a la eliminación ocasional de hojas muertas y una aplicación de compost, lo que la convierte en una opción ideal para principiantes en el cuidado de plantas.