La frontera entre Estados Unidos y México es una de más amplias y transitadas del mundo. Transcurre desde el océano Pacifico hasta el golfo de México, atravesando por el camino el extenso desierto de Sonora antes de seguir el curso del río Bravo.
Su mitad occidental, sin embargo, fue trazada con líneas rectas sobre el mapa, sin barreras naturales ni accidentes que separasen ambos países. Al menos así fue hasta finales del siglo XX, cuando Estados Unidos comenzó con la construcción de un muro para aislarse de su vecino sureño.
¿Cuándo comenzó esta construcción?
Aunque la construcción de vallas y pasos fronterizos era común desde principios del siglo XX, fue en los años noventa, bajo la administración de Clinton, cuando la política migratoria se endureció significativamente, marcando el inicio de una era dominada por muros y barreras. El muro fronterizo con México, en este contexto, se ha convertido en una especie de "nueva Gran Muralla", un intento de cerrar el paso que, al igual que la muralla china, no logró alcanzar sus objetivos, a pesar del alto costo y los años de trabajo.
De hecho, gran parte de este "muro" no es una barrera continua, sino una serie de tramos dispersos con vallas de alambre, paneles de acero, barreras para vehículos o simples espinas en el desierto. Solo en áreas cercanas a las principales ciudades y rutas viales, esta construcción adquiere su imagen más conocida, con paredes de hormigón y acero.