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Pero para que estos beneficios distintivos se mantengan activos en la cebolla, es indispensable guardarla en un lugar adecuado. Y, a pesar de lo que suele creerse -e, incluso, llevarse a la práctica- no es el refrigerador este lugar. Ni tampoco una frutera o un bowl junto a otras frutas y verduras.
Es que, almacenar las cebollas en un refrigerador podría hacer que esta planta pierda su sabor y sus propiedades, entre las que se destacan los nutrientes, fibras y vitaminas. Esto a raíz del brusco cambio de temperatura, que lleva a una absorción de la humedad. También se modifica la textura de la cebolla.
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El mejor sitio para guardar las cebollas, entonces -y que no es el refrigerador-, debería ser un lugar seco, fresco y donde no haya un contacto directo con la luz. Otra recomendación es evitar pelar esta planta, ya que estas capas le permite vivir y mantenerse durante más semanas.