El turismo gastronómico es una excelente opción que suelen utilizar varios visitantes, especialmente en Argentina. En Buenos Aires, los bodegones son la estrella en este rubro, pero hay algunos fuera de la ciudad que sin lugar a dudas merecen ser visitados.

Es el caso de un pueblo rural y alejado de la gran urbe de Buenos Aires que literalmente duplica su población los fines de semana. Todo esto se debe a un bodegón por el cual vale la pena recorrer un par de kilómetros de más para degustar sus platos tradicionales y sumergirse en la gastronomía profunda que remonta a décadas anteriores.

Bodegón Buenos Aires 3.jpg
Un bodegón cambió toda la realidad del pueblo de Buenos Aires.

Un bodegón cambió toda la realidad del pueblo de Buenos Aires.

El bodegón en Ramón Biaus

Ramón Biau es una localidad rural de apenas 180 habitantes en el partido de Chivilcoy, provincia de Buenos Aires. Fundado el 15 de marzo de 1909, este rincón bonaerense sufrió el declive común a muchos pueblos argentinos tras la clausura de la línea ferroviaria del Ferrocarril General Belgrano en 1993. La población disminuyó y el silencio se apoderó poco a poco de sus calles de tierra.

Pero todo cambió desde el año 2020 cuando fue fundado el bodegón Lo del Turco, el cual comenzó a atraer hasta 200 visitantes cada fin de semana, duplicando la población del pueblo durante esos días de forma inesperada.

Bodegón Buenos Aires.jpg
Un bodegón cambió toda la realidad del pueblo de Buenos Aires.

Un bodegón cambió toda la realidad del pueblo de Buenos Aires.

Este restaurante de campo, que también funciona como almacén, recupera el espíritu de los antiguos bodegones. Su menú, centrado en platos como asado a leña, empanadas caseras, matambre y picadas con quesos y chorizos de Chivilcoy, se elabora con productos regionales de primera calidad de esa localidad de Buenos Aires.

Iniciativas como cantar el Himno Nacional en fechas patrias o la política de “el cumpleañero no paga” refuerzan el sentido de comunidad en este típico bodegón de las afueras de Buenos Aires. También tienen reliquias, como el primer teléfono del pueblo