Este joven país es muy conocido en todo el mundo y, desde su nacimiento, ha enfrentado desafíos enormes. Siendo clave para la historia antigua, con recursos y 10 millones de habitantes, este territorio hizo eco de su lucha en la última década.
Según anuncia la ONU, el país más joven del mundo es Sudán del Sur. Este país, ubicado en el noreste de África, cumple 14 años de independencia tras haberse separado de su vecino del norte, Sudán. Antes ambos países formaron parte del Sudán anglo-egipcio, un condominio del Reino de Egipto y Reino Unido.
A pesar de estar bajo el mismo gobierno, Sudán del Sur y Sudán siempre fueron dos territorios bien diferenciados. Mientras que en el país de Sudán predominaba la religión musulmana y el árabe era el idioma común, en Sudán del Sur predominaba la religión animista y se fomentaba el uso del inglés, que permanece como lengua oficial.
Si bien este país logró su independencia en 2011, las tensiones continuaron. El fallido golpe de Estado liderado por el exvicepresidente Riek Machar desató nuevas oleadas de violencia, bombardeos y masacres que marcaron el inicio de una nueva guerra en Sudán del Sur desde 2013.
La inestabilidad política y las guerras sucesivas, sumadas a un clima adverso que alterna períodos de sequía con lluvias torrenciales, han dejado al país empobrecido y vulnerable al hambre y la violencia. El conflicto ha provocado más de 2,2 millones de refugiados y otros 2,2 millones de desplazados internos durante más de una década. Además, el cambio climático y la inseguridad alimentaria han agravado aún más esta crisis.
Este territorio de África tiene una importancia significativa en la historia, pues antes de su separación formaba parte del reino de Nubia y, más tarde, de un vasto imperio que influyó en la región. Más allá de los conflictos, la independencia de Sudán del Sur representa un intento por forjar una identidad nacional y alcanzar la estabilidad.