Este pequeño país no solo se caracteriza por no poseer capital, sino también porque hace unos años era uno de los más ricos del mundo. Entre ostentación y lujo, este país vivió tiempos de oro y ahora están en decadencia. Te contamos sobre el país que vende su ciudadanía para salvarse.
Según The Guardian, el país de Nauru fue el más rico del mundo en durante la década de los ochenta gracias a la explotación del fosfato. Se trata de un microestado de Oceanía que limita con al este de Nueva Guinea. Si bien no hay capital oficial, el Parlamento y la mayoría del Gobierno tienen sede en Yaren.
Originalmente habitada por pueblos micronesios y polinesios, el país fue colonizado por diversas potencias extranjeras, incluida Alemania y posteriormente Australia. Tras la Segunda Guerra Mundial, fue administrada por un fideicomiso de las Naciones Unidas hasta lograr su independencia en 1968.
A principios del siglo XX se descubrieron fosfatos en el país. Este recurso, indispensable para la agricultura, se usaba principalmente para crear fertilizantes. Tras los dorados años setenta y unos buenos ochenta, con el fin del milenio llegó el desastre para Naurú. Las reservas de fosfatos y guano comenzaron a agotarse a principios de los años noventa.
En la actualidad es un país en bancarrota, intervenido por los organismos económicos internacionales (FMI), ecológicamente devastado y que alquila tierras a Australia para que levante campos de refugiados expulsados por Camberra.
Nauru enfrenta una amenaza existencial por el aumento del nivel del mar, las mareas de tormenta y la erosión costera a medida que el planeta se calienta. El Gobierno dice que la venta de la ciudadanía por US$ 105.000. Esto ayudará a recaudar los fondos necesarios para un plan para trasladar al 90% de la población del país.