Una excavación realizada en Bulgaria llegó a un descubrimiento impresionante, y cargado de oro, en la tumba de un jinete
El descubrimiento se realizó en Bulgaria.
Una excavación que se lleva adelante en la ciudad búlgara de Topolovgrad llegó a un descubrimiento que emocionó a los arqueólogos. Luego de días de arduo trabajo, fueron hallados en una tumba diferentes artefactos y joyas de gran valor, incluidas algunas de oro.
En la tumba había también diversos objetos ligados a la identidad del fallecido, como corazas, diferentes armas, y también algunas piedras semipreciosas. Cerca del cuerpo se halló el entierro de un animal, lo que indica que el jinete era de una familia de buena posición económica.
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Los objetos hallados en la tumba de este guerrero traciano dejaron sin palabras a los arqueólogos. La primera inspección reveló que se trataba de un militar del ejército romano de comienzos del siglo 1.
Daniela Agre, la arqueóloga que lideró los trabajos, explicó que "la tumba contiene todo el equipo de batalla de este guerrero. Hay una coraza trenzada muy interesante, muy rara en la época romana".
Otros objetos hallados incluyen "un curioso cuchillo de caza con mango decorado con piedras preciosas, con motivos que no hemos vuelto a encontrar en Tracia desde aquella época, tiene un collar de oro único en nuestro país en esta época", según refirió la científica.
Este cuchillo es el objeto más decorado de los que estaban en el descubrimiento, ya que en su mango tenía piedras preciosas, y también dibujos con motivos de perros cazando. Por lo pronto los arqueólogos deben limpiar las piezas para devolverles su antiguo esplendor y transformarlas en el tesoro que realmente son.
Los militares tracianos eran reconocidos en el mundo antiguo. Formaban parte de la infantería liviana, y eran conocidos como peltastas, debido a los escudos de mimbre forrados con piel de ovejas con los que se protegían.
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Entre su armamento tradicional se encontraban el cuchillo, las espadas y hasta las lanzas, todas armas para la lucha cuerpo a cuerpo. Esta variedad les permitía adoptar un sinnúmero de estrategias diferentes, lo que los volvía soldados muy versátiles. Formaron parte de algunos de los ejércitos más temidos del mundo antiguo, como el de Alejandro Magno.