Análisis realizados confirman que la Tierra pudo contener hidrógeno desde su formación. Esta evidencia implica que nuestro planeta posiblemente tuvo los componentes necesarios para crear agua desde su origen, sin depender exclusivamente de eventuales impactos de asteroides.
Según los investigadores, abundante hidrógeno indica que otros planetas rocosos del sistema solar interno —e incluso en otros sistemas planetarios— podrían formarse con gran parte del hidrógeno necesario para crear océanos de agua. "Esto significa que las condiciones habitables podrían ser mucho más probables de lo que pensábamos originalmente", explicó Bryson.
Este tipo de meteoritos posee una composición química similar a la Tierra primitiva, lo que hace que su estudio sea crucial para entender cómo se formó nuestro hogar cósmico. La investigación abre nuevas puertas para comprender la distribución de agua en el universo.
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Este meteorito es la base del nuevo descubrimiento.
Dudas sobre la interpretación de los datos
No todos los científicos están convencidos por estos resultados. Conel Alexander, meteoriticista del Instituto Carnegie de Ciencia en Washington D.C., advierte sobre posibles contaminaciones en las muestras. Las condritas enstatitas son propensas a reaccionar rápidamente con el agua y el oxígeno terrestres.
El hidrógeno adicional podría proceder del hielo antártico y el agua de deshielo que rodeó al meteorito antes de su descubrimiento. A pesar de que los investigadores tomaron medidas para evitar examinar áreas visiblemente afectadas por agua, la duda persiste.
Alexander propone una solución definitiva: "Lo perfecto sería que una muestra de condrita enstatita cayera a la Tierra, la recogiéramos inmediatamente y la metiéramos en un ambiente libre de agua y oxígeno".
Diversos análisis continuarán enriqueciendo este descubrimiento mientras los científicos evalúan nuevas evidencias. Las pequeñas rocas espaciales guardan secretos fundamentales para entender cómo se formó nuestro planeta azul y sus vastos océanos.
Importantes debates alimentan nuevas preguntas en la comunidad científica: ¿Qué otros elementos podrían estar ocultos en meteoritos aún por analizar? ¿Cuántos planetas en nuestra galaxia podrían haberse formado con las condiciones necesarias para albergar agua desde su origen?