Durante aclaraciones, Stasolla precisó que en época de Jesús esta zona quedaba fuera de la ciudad principal. Para el siglo II d.C., bajo el emperador Adriano, se incorporó a la ciudad romana de Aelia Capitolina. Los hallazgos previos incluyen cerámicas, lámparas y otros objetos cotidianos que se remontan a la Edad de Hierro (1200-586 a.C.), demostrando la larga historia de actividad humana en este sitio.
El equipo de arqueólogos descubrió también una base circular de mármol debajo del Edículo, el santuario que actualmente encierra el lugar tradicional de la tumba de Jesús. La profesora cree que podría formar parte de la monumentalización original del sepulcro datada del siglo IV, durante el reinado de Constantino, primer emperador romano cristiano que construyó la primera iglesia en el sitio en 335 d.C.
Tesoros de monedas del siglo IV d.C. y cientos de huesos de animales figuran entre otros hallazgos importantes, ofreciendo información sobre la dieta de quienes vivieron y visitaron este lugar sagrado a través de los siglos. La documentación científica completa de todos los descubrimientos, incluidos aproximadamente 100.000 fragmentos de cerámica, tardará varios años.
Fe y ciencia
Frente a las pruebas convincentes descubiertas, la profesora Stasolla enfatizó la importancia de diferenciar fe e investigación científica. "Sin embargo, es la fe de quienes han creído en la santidad de este sitio durante milenios lo que ha permitido que exista y se transforme", afirmó. "El verdadero tesoro que estamos revelando es la historia de las personas que hicieron de este sitio lo que es al expresar su fe aquí".
El análisis geológico continúa para determinar el origen del mármol y el mortero utilizados en las estructuras antiguas. Las representaciones históricas de los siglos V y VI también muestran una estructura circular, lo que coincide con los hallazgos actuales y aporta mayor credibilidad a las investigaciones en curso.