- Vinagre blanco
- Bicarbonato de sodio
- Una esponja o trapo
- Un recipiente pequeño (opcional)
Este es el paso a paso:
Cómo quitar el óxido de la ducha con este ingenioso truco casero y en solo dos minutos (2).jpg
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Rociar el vinagre: Primero, empapa un trapo o esponja con vinagre blanco y frota las áreas afectadas por el óxido. El vinagre blanco es un ácido suave que ayudará a disolver el óxido.
Dejar actuar: Deja reposar el vinagre durante unos 10-15 minutos para que haga efecto. El ácido del vinagre atacará la base del óxido, ablandándolo.
Aplicar bicarbonato: Pasado el tiempo de reposo, espolvorea bicarbonato de sodio sobre la superficie mojada con vinagre. El bicarbonato actuará como abrasivo suave que eliminará las manchas más persistentes.
Frotar y enjuagar: Usando la esponja o un trapo limpio, frota las manchas de óxido con movimientos circulares. Si las manchas son muy difíciles, puedes repetir el proceso varias veces. Finalmente, enjuaga bien con agua tibia.
Si el óxido es muy resistente, puedes preparar una pasta espesa con bicarbonato de sodio y agua, aplicarla sobre la mancha y dejarla reposar por más tiempo antes de frotar. Para una limpieza profunda de las puertas de vidrio, también puedes usar una mezcla de vinagre blanco y agua en partes iguales. Rocíalo sobre las superficies y limpia con un trapo de microfibra.
El vinagre blanco es ácido y actúa como un disolvente natural del óxido, mientras que el bicarbonato de sodio, al ser ligeramente abrasivo, ayuda a remover las manchas más rebeldes sin rayar las superficies. Juntos, estos dos ingredientes logran un efecto limpiador y desinfectante muy eficaz.