Las plantas del jardín necesitan cuidados especiales para que no se quemen al sol.
En toda casa que haya un jardín, las plantas abundan y le dan un aspecto precioso al lugar, siempre y cuando se mantengan en buenas condiciones. Sin embargo, la potencia con que el calor del sol impacta las plantas, puede jugarse una mala pasada, poniéndoles las hojas amarillas y hasta secarlas por completo.
Este efecto adverso del sol sobre las plantas, puede tratarse por varios motivos:
Toda planta se puede estresar por uno de los motivos más comunes cuando están expuestas al sol: no reciben la cantidad de agua necesaria. La falta de agua también puede ser porque las raíces están muy apretadas y no hay manera de que este líquido vital, se disemine por las mismas para ser absorbido.
La calidad del agua, dependiendo la zona donde se encuentren las plantas. El agua corriente se caracteriza por tener cal, cloro, sarro y diferentes sales, que le juegan en contra cuando el sol las abraza con el calor.
Los cambios de temperaturas extremos son mortíferos para las plantas en el jardín. Pasar del frío invernal al sol radiante de la primavera o verano, las termina dañando considerablemente.
Ante estos factores, todas las personas que quieren tener las plantas rozagantes y saludables, deberían tomar ciertos trucos para impedir que el calor las seque.
Plantas: cómo evitar que se sequen o pongan amarillas con sol abrasador
Es útil investigar sobre el cuidado que requiere cada planta y sus necesidades. El riego desmedido, como el escaso, atenta contra esta y un posible daño.
No regar directamente sobre las hojas de las plantas, cuando el sol les esté dando de lleno en el jardín. Los rayos del sol se potenciarán con el efecto del agua sobre las hojas.
Si se riega con agua corriente, de la canilla, es aconsejable dejar reposar 48 horas bastante agua, en cualquier tipo de recipiente, para que el cloro presente en ella, se evapore.
Limpiar las hojas de las plantas de todo polvo y suciedad, ya que están no dejan que respiren bien. También hay que eliminar las hojas secas, como las flores secas, ya que absorben agua.
Evitar plagas y enfermedades de las plantas, utilizando insecticidas y fungicidas, en las horas del día donde la presencia de sol sea escasa.
Agregar fertilizantes a las plantas. Se pueden llegar a secar porque no cuentan con los nutrientes necesarios para sobrevivir, más allá del impacto del sol.
