El diente de León es una hierba medicinal de la familia de las malezas. Independientemente de su vibrante color amarillo y sus grandes beneficios, esta flor puede pasar desapercibida en jardines por su abundancia y apariencia común.
El diente de León es una hierba medicinal de la familia de las malezas. Independientemente de su vibrante color amarillo y sus grandes beneficios, esta flor puede pasar desapercibida en jardines por su abundancia y apariencia común.
Posee grandes propiedades medicinales como su alto poder diurético y depurativo por su alto contenido de agua o la reducción del estreñimiento y crecimiento de la microbiota intestinal.
Además, es antiinflamatorio, antioxidante y una fuente rica en vitaminas A, C, K, complejo B y en minerales como hierro, potasio, calcio y magnesio.
También se usa como aditivo en comidas por su sabor algo amargo y dulce en hojas tiernas.
Sus dos beneficios más significantes son sus efectos en el hígado y en el riñón.
Como fue mencionado anteriormente, al tener un alto contenido de agua el diente de León estimula la producción de orina y bilis, asimismo depurando el sistema urinario de los desechos remanentes.
Tiene una doble acción en el hígado debido a que además de estimular la producción de bilis también facilita la digestión de las grasas ya que realiza un vaciado desde la vesícula biliar hasta el duodeno.
Es rico en antioxidantes como polifenoles, carotenoides y flavonoides lo cual ayuda a la prevención de enfermedades ya que estos nos protegen frente a radicales libres.
Contiene inulina en su raíz, un prebiótico que contribuye al crecimiento de la flora intestinal.
Con respecto a las vitaminas: La vit A y la vit C protegen la piel, esta última con la estimulación de producción de colágeno mientras que la vit K ayuda con la coagulación de la sangre y la fabricación de huesos y tejidos sanos.
El complejo B participa en la producción de glóbulos rojos y ayuda en la salud neuronal.
Los minerales presentes en el Diente de León también aportan sus beneficios, como ser: El magnesio en la contracción muscular y la regulación del sistema nervioso.
El potasio contribuye en el correcto funcionamiento del riñón, el mantenimiento del ritmo cardíaco y también en la contracción muscular.
El calcio en la fortificación de los huesos y dientes y finalmente el hierro contribuye en la formación de la hemoglobina (proteína presente en glóbulos rojos).
Fuente: tienda.farmashop.com.uy