En la continuidad del juicio por robo de bebés durante la dictadura, la Justicia federal realizó una inspección en el Instituto Privado de Pediatría (IPP) este lunes al mediodía. Durante el procedimiento se pudieron corroborar las reducidas dimensiones del lugar donde se encontraban internados los neonatos, lo que para las querellas refuerza la hipótesis de que los médicos imputados no pudieron haber estado al margen de la internación allí de los hijos de los detenidos desaparecidos Raquel Negro y Tulio Valenzuela. El juicio continuará el miércoles a las 9, en la sede del Tribunal Oral, donde se producirá el careo entre los médicos Juan Ferraroti y Alfredo Berduc y se cumplirá con la última audiencia de la etapa testimonial de este proceso por crímenes de lesa humanidad.
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Miguel Torrealday -imputado junto a sus socios Jorge Rossi y David Vainstub- ofició de guía por las instalaciones de la clínica de calle España 312. Participaron representantes de la Fiscalía, las querellas y las defensas y testigos de la causa, entre ellos Sabrina Gullino Valenzuela Negro, la melliza que busca a su hermano. La prensa no pudo ingresar a presenciar el procedimiento por decisión del juez Roberto López Arango.
Se pudo reconstruir que fue muy valiosa la participación de una enfermera que hizo aportes importantes a la causa, ya que ella pudo ubicar in situ el lugar donde se encontraba Sabrina cuando estuvo la sala de Neonatología, en marzo de 1978. La mujer también habló de las dimensiones reducidas de la sala en la época de los hechos.
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Durante la inspección, Torrealday habló por primera vez en lo que va del juicio, al responder las preguntas referidas al espacio en que ocurrieron los hechos. En el lugar había unas planillas de seguimiento diario de pacientes. Al verlas, el juez interrogó al imputado si esas planillas se llevaban ya en 1978. El médico contestó que sí.
"Corroboramos nuestra idea de que el servicio de Neonatología del Instituto Privado de Pediatría es un lugar muy chiquito. Tanto el imputado Torrealday como una testigo que era enfermera en ese momento, dieron cuenta de que era vidriado y era mucho más chico de lo que es ahora", dijo al salir de la inspección la abogada querellante Lucía Tejera. "Esto robustece nuestro argumento de que es imposible el desconocimiento que aducen los imputados de la permanencia de estos dos niños en una situación de desamparo total por 17 y 23 días respectivamente", añadió.
Tejera precisó que esos bebés estaban identificados de manera irregular, especialmente "el Melli", que estaba como NN. Asimismo, nadie los iba a visitar, al contrario de lo que sucedía con los otros niños, a quienes sus padres iban a ver dos veces por día. "Es una confirmación más que nos da la razón a nosotros y que robustecerá nuestro alegato al momento de pedir la condena como responsables de la sustitución de la identidad de Sabrina Gullino y de su hermano mellizo que continúa desaparecido y todavía seguimos buscando", remarcó.
La voz del imputado
Hasta el momento Torrealday no prestó declaración en la sala de audiencias, como tampoco lo hicieron sus socios que ni siquiera concurren al juicio. Durante la inspección de este lunes, sí se pudo oír la voz del médico que todos mencionan como quien tomaba todas las decisiones en el IPP. Por ejemplo, confirmó que había solamente cuatro cunas y cuatro incubadoras.
El abogado querellante Marcelo Boeykens destacó este hecho: "La verdad que es la primera vez que declara en el juicio Torrealday y entendemos que lo hizo también en ejercicio de su propia defensa, así que las consideraciones vertidas por el imputado van a ser merituadas por las querellas y deben ser merituadas también por el juez al momento de dictar sentencia como una declaración de defensa".
Los abogados destacaron que se pudo corroborar que "todo funcionaba ahí dentro"; la administración, la enfermería y el registro de las enfermeras de la evolución de los niños.
Tras haber nacido en el Hospital Militar de Paraná, los mellizos Valenzuela Negro estuvieron internados en el IPP entre el 4 y el 27 de marzo de 1978 en el caso de la niña y entre el 10 y el 27 el niño. Fueron anotados con los nombres falsos de "Soledad López" y "NN López" y entregados a personas ajenas a la familia, sin haber dado aviso a la Justicia de Menores. La beba mujer restituyó su identidad en 2008 y el destino del varón continúa siendo un misterio. Los dueños del IPP se han defendido todos estos años diciendo que no se enteraron de estos hechos.