Inicio País
Son parte de los 400 que aún falta encontrar, cuyas familias y los organismos siguen buscando Nacieron en cautiverio entre 1977 y 1978, algunos fuera de Mendoza. El caso de Claudia renueva esperanzas.

Mendoza aún reclama la aparición de cinco nietos nacidos en cautiverio

Por UNO

Por Alejandro Gamero

[email protected]

Mendoza aún reclama la aparición de cinco nietos nacidos en cautiverio y desaparecidos durante la última dictadura militar en la década del ’70.

Son los hijos de cinco mujeres mendocinas que, por su militancia política y social, pagaron con sus vidas aquellas actividades tachadas de subversivas por el gobierno de facto durante los años de plomo. 

Decimos que lo pagaron con la vida porque al día de hoy ellas siguen desaparecidas, como también, en cuatro de los casos, sus maridos que militaban con ellas.

Los militares consideraron a todos ellos “terroristas”, hombres y mujeres, sin importar oficio o profesión, si ellas estaban embarazadas o si eran madres de familia. 

Los detuvieron ilegalmente, los secuestraron, los alojaron en campos de concentración ocultos a la ciudadanía y en casi todos los casos, los sentenciaron a muerte sin juicio.    

La suerte de los hijos de estas cinco mendocinas es un misterio y es la búsqueda constante de Abuelas de Plaza de Mayo sobre estos nietos y otros 400 en el resto del país.

Adriana Bonoldi, Lucía Landi, María del Carmen Moyano, María Inés Correa Llano y Olga Rocelli estaban embarazadas cuando fueron secuestradas entre 1977 y 1978, porque dieron a luz en cautiverio, porque las vieron cursando un embarazo o por los testimonios de familiares o allegados que aseguran que estaban encinta. 

María del Carmen Moyano y Lucía Ladín dieron a luz mientras estaban detenidas en los centros clandestinos.

De María del Carmen se sabe, inclusive, que su parto fue en el Hospital Naval de la ESMA en Buenos Aires. Que tuvo una hija y que la atendió el médico militar Jorge Luis Magnacco.

Ella, con ocho meses de embarazo, fue secuestrada junto con su marido, Carlos Poblete, en Córdoba, y luego fue trasladada a la ESMA.

A Lucía Ladín se la llevaron de Buenos Aires junto con su marido, Aldo Quevedo, y estuvo en el centro de detención y torturas conocido como El Banco. Sobrevivientes de allí aseguraron que dio a luz a fines del ’78.

María Inés Correa Llano desapareció con su pareja Carlos Jacowzik en Mendoza. Vivían en Chacras de Coria y tenía siete meses de embarazo. Nunca más se supo de ellos. 

Adriana Bonoldi y Olga Roncelli son los dos casos más complejos de seguir porque tenían dos meses de embarazo cuando las secuestraron. 

Ambas eran docentes y se desconoce si llevaron a término la gestación. En el caso de Bonoldi, sus familiares tienen versiones de personas que la vieron embarazada y detenida en un centro clandestino en nuestra provincia. 

El caso de Olga es una sorpresa de los últimos años, descubierta por la comisión Hermanos, que integra la Agrupación H.I.J.O.S.

Lograron conseguir el testimonio directo de una persona que conoció a la docente y que reveló que ella le había confiado que estaba embarazada de dos meses, en los días previos a su desaparición definitiva.

Es por este testimonio que se estima que Olga puede haber dado a luz en cautiverio y su hijo dado en adopción a los apropiadores. 

La esperanza se renueva

La aparición de Claudia, la nieta Nº117, una mendocina que resultó ser la nieta María Domínguez, la titular de Madres en Mendoza, hizo renacer una vez más la esperanza de los casos aún pendientes en los que las abuelas y los tíos buscan todavía a esos niños. 

Claudia es la segunda hija de mendocinos hallada tras ocho años, cuando en noviembre de 2007 identificaron a la primera nieta mendocina, Celina Manrique, la Nº87.

“Doy gracias a Dios de haberme dado vida para verla”, dijo María Domínguez, tras encontrar a Claudia. 

Y destacó que más allá del tiempo que pasó “lo que ellos tienen que saber, los que todavía no fueron encontrados, es que nunca los olvidamos, que los estamos buscando”.