anabel fernandez saagsti.webp
La senadora nacional Anabel Fernández Sagasti, fiel seguidora de Cristina Kirchner.
El presente de Cristina Kirchner, penada judicialmente por actos de corrupción cometidos con fondos para la obra pública e impedida de ocupar cargos públicos, hace casi imposible hablar de kirchnerismo. Su propio delfín, Axel Kicillof, está alzado contra la dama y contra La Cámpora. ¿Alguien puede pensar en Máximo Kirchner como sucesor? El hijo de la ex presidenta está entre los dirigentes peor conceptuados en la política argentina.
Sagasti, a quien hay que reconocerle el empeño en sostener una causa que ha empezado a implosionar, cree que el kirchnerismo tiene la responsabilidad de defender a quienes "no se sienten representados por el Gobierno provincial ni por la gestión nacional". Sin embargo, el humor social parece responderle: "Si es por nosotros, no se moleste, Anabel. Nos defendemos solos".
Hoy, aquel votante que antes podía llegar a optar circunstancialmente por el PJ, sin ser militante, necesita que la oferta peronista se diferencie del kirchnerismo camporista.
Es difícil de entender, y por lo tanto de explicar, por qué en todos estos años al peronismo no kirchnerista de esta provincia le faltaron agallas para recuperar el sello mendocino y renovador que supo exhibir este partido en otros períodos.
¿Por qué si la mayoría de los intendentes peronistas se decían por lo bajo "no kirchneristas" y eran "toros en sus rodeos" no hicieron antes esto que están haciendo ahora. ¿Tanto era el temor al látigo?
¿Tan confortables y seguros estaban en sus municipios que no pudieron tener una mirada más provincial, más mendocina, para rescatar al partido? No se trataba de, necesariamente, romper lanzas, sino de liderar con inteligencia la recuperación del peronismo provincial, no el que venía enlatado desde el Instituto Patria.
Anabel Fernández Sagasti Emir Félix interna peronista
Anabel Fernández Sagasti junto al presidente del PJ local, Emir Félix.
Contaminados, ahogados
A los mendocinos en general no les gusta que se los digite desde Buenos Aires. El peronismo local cayó en esa trampa. Quedó expuesto con la errática gestión provincial de Celso Jaque y de la pésima administración de Paco Pérez, quienes gobernaron Mendoza durante la primera y segunda presidencias de Cristina.
Ellos permitieron que la entonces mandataria de la Nación contaminara y ahogara las particularidades del peronismo mendocino. Eso llevó a la debacle electoral en que aún se encuentra el justicialismo.
Por estas horas Fernández Sagasti afirma que ella busca "una unidad real del peronismo" y "no una unidad de listas" y califica la gestión partidaria de Emir Félix como "un rejunte de algunos dirigentes, atado con alambres". Suena a manotazo de ahogada de una referente política que es un producto -ella sí- de "las listas hechas a dedo" por el kirchnerismo entre cuatro paredes.
Baste recordar que Anabel no llegó al gran escenario político por tener un historial que la avalara. Cuando en 2011 apareció en los primeros lugares de la lista para diputados nacionales, sin antes haber pasado por ningún otro cargo, era una desconocida para el votante peronista.
Cristina la bendijo porque en La Cámpora -que funcionaba como una secta partidaria donde el secretismo era su oxígeno- le habían detectado a esta reciente abogada mendocina valores para lo que a ellos les interesaba, o sea, gente capacitada para defender política y legalmente a la entonces Presidenta, a quien ya se le habían empezado a juntar las denuncias en el fuero penal.
El fervor con que Anabel ha trabajado para Cristina Kirchner raramente pueda parangonarse con su actuación en favor de los intereses de esta Provincia.
Sagasti sigue actuando con tono mandón como si nada hubiera pasado. Reticente a ir a una interna del PJ porque sabe que pierde, dice que quiere listas conjuntas entre los intendentes y La Cámpora tanto para la elección nacional como la provincial, pero,claro, donde pueda meter la cuchara. Si no, advierte, ella y La Cámpora se van por afuera con el sello de la Unidad Popular.
Que prueben.