Un grupo de europeos recorre parte del tramo sudamericano al que llegaba la compañía Latécoère-Aeropostale, que tuvo entre sus pilotos al célebre escritor de El Principito.

Tras la huella de la empresa aérea que trajo a Saint-Exupéry

Por UNO

Un grupo conformado por diez franceses y dos belgas llegó a Mendoza para reconstruir las rutas sudamericanas que hace 80 años cubría la empresa gala Líneas Aéreas Latécoère, llamada a partir de 1927, Compañía General Aeropostal.

Son parte de una organización de aficionados a la aviación (Raid Latécoère) que evoca la historia de la empresa de correos aéreos que desde la década de 1920 logró unir Europa (desde Toulouse, al sur de Francia), con África y América del Sur (hasta Río Gallegos, Santa Cruz), y de la que fueron protagonistas pilotos como Antoine de Saint-Exupéry, el escritor de El Principito, además de sus amigos Henri Guillaumet y Jean Mermoz.

El objetivo de los visitantes es ha-cer una primera etapa del recorrido austral original, uniendo Montevideo y Santiago de Chile. Para esta travesía se valen de aviones particulares (Cessna 182, C206 y C177), y si bien hasta la capital uruguaya llegaron en líneas comerciales, también usaron este medio para transitar desde Mendoza hasta el país trasandino.

En total serán 30 europeos los que completarán el trayecto: otra expedición volará más adelante hasta Río Gallegos por la costa este de Argentina, y un nuevo equipo conectará Montevideo con Natal (al norte de Brasil).

Movidos por el interés de difundir la importancia que en la aeronavegación tuvo la compañía francesa, una de sus primeras actividades en estas tierras fue brindar una charla en la Alianza Francesa –adonde llegaron por el cónsul francés en Mendoza, Philippe Rolet–, que se concretó el miércoles.

“Proteger los vestigios que persisten del paso de Aeropostale es un interés no sólo de la asociación en la que nos agrupamos, sino de distintos países del mundo, como Senegal, que ya propuso a la Unesco la declaración de la ruta como Patrimonio de la Humanidad”, contaron los extranjeros.

Gesta de valientes

Jean Nöel Boy es el mayor de los franceses que participaron en la entrevista y quien empuñando un español con mucho acento portugués se propuso como traductor. Es piloto, como también la joven Carole Descaseaux (26), y en su caso dice que lo animó la pasión por la literatura francesa, sobre todo la de Saint Exupéry, conjugada con su afición por los aviones.

Jean refiere que en Montevideo debieron postergar el periplo un día, por las dificultades meteorológicas. A la provincia llegaron el miércoles, después de sobrevolar Buenos Aires, Rosario (Santa Fe) y Villa Reynolds (San Luis).

No sólo encontraron aquí “una ciudad moderna”, “bellas y vistosas bodegas”, también descubrieron apasionados –como ellos– por los aviones. El cónsul Rolet los contactó con Gustavo Marón y Guido Ghiretti, quienes les aportaron detalles sobre esa travesía que surcó Latécoère, cuando la aviación experimentaba un auge tras la Primera Guerra Mundial (1914 -1918) y, ante la falta de medios tecnológicos de comunicación, el correo se convertía en la principal vía de intercambio de informaciones.

“La carga postal era lo que es hoy internet, porque no había conexión telegráfica con África ni con América del Sur. El único cable de comunicaciones para moverse a la velocidad de la luz era el subatlántico norte, que conectaba Estados Unidos y Canadá con Inglaterra y Francia. Era muy importante generar la conectividad con Sudamérica en tiempos en que los sacos postales tardaban más de una semana en barco”, refirió Marón, quien aportó también que si bien muchos de los aviones desarrollados para la Gran Guerra fueron parte de la compañía –también aprovechó a los pilotos–, esta empresa se caracterizó por fabricar su propia flota.

“Jean Pierre Latecoérè (el fundador) y su financista, Marcel Bouilloux Lafont, se propusieron una cosa muy valiente y arriesgada. No llevaban pasajeros, sólo correo, y se extendieron con sus aviones hacia América del Sur, un territorio estratégico virgen, donde la aviación era primitiva: no había pistas, tarifamientos nocturnos, hangares ni combustible”, detalló sobre la hazaña.

Hubo, como narró Marón, tres pilotos valientes y pioneros del aire. Jean Mermoz, el “intrépido y cabeza de línea, uno de los primeros en conectar sin escalas Toulouse (Francia) y Saint Louis (Senegal), quien luego unió en un solo tramo Europa, África y Sudamérica”, según el mendocino. Henri Guillaumet, el segundo de la lista, sobrevoló los Andes en 193 ocasiones y encontró en estas tierras la “horma de su zapato”. Fue el encargado de explorar la traza que conectaba Montevideo y Santiago de Chile, y se lo citó en las crónicas de los diarios locales porque fue rescatado por el mendocino Juan Gualberto García cuando en junio de 1930 se precipitó en San Carlos.

El tercero de la historia que ahora quieren reconstruir los franceses, quizás el más icónico, fue Antoine de Saint Exupéry, destinado en 1929 a las rutas sudamericanas: “Me animo a decir que es en esta etapa cuando se consolida como escritor”.

Algunas fechas

Europa, África y Sudamérica, unidos a través de los cielos.

En noviembre de 1918 nacen las Líneas Aéreas Latécoère, empleando a muchos de los pilotos que combatieron en la Gran Guerra. La primera línea se abrió entre Toulouse y Barcelona.

En marzo de 1919 comienzan los vuelos hasta Rabat (Marruecos), que luego se prolongan hasta Casablanca (Marruecos). A mediados de los años veinte, los aviones de la compañía ya volaban hasta Dakar, haciendo escalas en Agadir, la española Cabo Juby (la actual Tarfaya, sur de Marruecos), Villa Cisneros (hoy Dajla, Sahara Occidental), Port Étienne (actual Nuadibú, norte de Mauritania) y Saint Louis (norte de Senegal).

En esa época, su fundador, Pierre-Georges Latécoère, crea también una sociedad industrial de aviones encargada de construir material aéreo.

En febrero de 1927 se establece un convenio para el transporte de correspondencia por vía aérea en el interior argentino y países limítrofes.

En abril de 1927 Pierre Latécoère le vende el 93% de la empresa a Marcel Bouillox-Lafont, que cambia el nombre de la sociedad por el de Compañía General Aeropostal.

En 1931 realizaba vuelos estimados en tres millones y medio de kilómetros al año, llevando a bordo 32 millones de cartas procedentes o con destino a 25 países de ambos lados del Atlántico. Tras la crisis estadounidense de 1929, la Aeropostal declinó y posteriormente fue adquirida por Air France.

La expedición

Los franceses volarán la primera parte de la ruta sudamericana. Aeropostal llevó sus servicios a Francia y España, que unió con África y Sudamérica.

Primera parte

Montevideo-Buenos Aires-Chile: llegaron en avión comercial y en Montevideo (Uruguay) rentaron un Cessna 182, un C206 un C177, de allí el trayecto siguió por Buenos Aires, Rosario (Santa Fe), Villa Reynolds (San Luis) y Mendoza. En avión comercial cruzaron ayer los Andes hacia Santiago de Chile. Luego retomarán la etapa argentina uniendo con sus aviones alquilados las ciudades San Rafael (Mendoza), Río Cuarto (Córdoba), Rosario, Buenos Aires y Montevideo.

Segunda parte

Otro grupo de franceses hará la ruta Montevideo-Río Ga-llegos: Montevideo (Uruguay), Buenos Aires, Bahía Blanca, San Antonio Oeste (Río Negro), Trelew y Comodoro Rivadavia (Chubut), Comandante Luis Piedrabuena, Río Gallegos, El Calafate y Perito Moreno (Santa Cruz), Esquel (Chubut), Bariloche (Río Negro), Neuquén, Santa Rosa (La Pampa), Junín (Buenos Aires), Montevideo.

Tercera parte

Otros culminarán el trayecto Montevideo-Brasil: Montevideo y Melo (Uruguay), Pelotas, Florianópolis, San Carlos, Santos, Río de Janeiro, Caravelas, Ilhéus, Recife y Natal (Brasil).