Por Alejandra [email protected]
Con una electrobomba llegó el alivio. En los últimos años el padecimiento era mayor, ya que afectaba, sobre todo, a las escuelas.
Con una electrobomba llegó el alivio. En los últimos años el padecimiento era mayor, ya que afectaba, sobre todo, a las escuelas.
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San Carlos. Gracias a la instalación de una electrobomba se solucionó el problema de abastecimiento de agua para Capiz, distrito sancarlino donde la población ha ido en aumento y en la que funcionan dos escuelas y un centro de salud.
La falta de agua en Capiz es un problema de vieja data, que se vio intensificado los últimos tres años por la disminución del nivel de agua de las napas subterráneas y por la insuficiencia del sistema de bombas que instalaban provisoriamente, ya que se rompía fácilmente.
A fines de 2013, los más de 230 alumnos de la escuela 1-350 Dagoberto Vega y de la 4-193 María Luisa Páscolo de Bandiera pasaron varios días sin clases ni comedor, por no tener agua.
El centro de salud del paraje era otro de los perjudicados. “Nos teníamos que arreglar con lo que traían los camiones por día, pero el problema tenía un gran impacto social, porque acá llega mucha gente de otros distritos más alejados y hasta de Tunuyán”, contó Alejandro Morillas, médico desde hace 14 años de este centro de atención primaria y actual concejal de San Carlos.
La solución llegó hace apenas unos días gracias a la instalación por parte de la Municipalidad de una electrobomba de 5 HP, colocada a más de 30 metros de profundidad, con un sistema de automatización conectado a la cisterna que ya existía en la zona. Ahora, serán los mismos vecinos los responsables del mantenimiento.
“Nos reuniremos para organizar quién estará a cargo del mantenimiento, del tratamiento del agua y hasta de cobrar las cuotas que vamos a establecer para entre todos pagar todo lo que haga falta para mantenerla”, explicó Gerardo Barraza, presidente de la cooperativa de viviendas Barrio Unión.
“Era algo sumamente necesario. En diciembre llegamos a pasar varios días sin nada de agua, especialmente en la época en la que se arranca el ajo acá cerca, porque los productores necesitaban mucha agua”, agregó.
Durante los últimos meses, según el relato de los pobladores, durante más de 20 días llegaron entre 3 y 4 por día, pero los litros de agua no alcanzaban para proveer a toda la población o para el uso de las instituciones educativas y sanitarias.