Con 49 años, Sonia fue madre por segunda vez y el embarazo se dio de manera natural. "Hace un par de años fue buscado, pero me relajé, pensé que ya no venía", contó.

Ser mamá casi a los 50, superando miedos y contra riesgos médicos

Por UNO

Pasados los 40 años, la maternidad supone un riesgo tanto para la salud de la madre como para el bebé. Sin embargo, y según lo que reflejan las estadísticas del Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes, en nuestra provincia hay casos de mujeres que son madres entre los 45 y 49 años, e incluso después de los 50.

Pero los miedos hay que vencerlos, y eso es lo que lograron Sonia Montenegro y Gustavo Domínguez (45), quienes hoy disfrutan de tener entre sus brazos a Damián, de tan solo 4 meses y que al nacer pesó 2,950kg.

Con 49 años, Sonia quedó embarazada de forma natural y fue mamá por segunda vez. "Fue una sorpresa, hace un par de años fue buscado, pero después me relajé, pensé que ya no venía y puse la cabeza en otras cosas, en el estudio y el trabajo. Pero cuando menos me lo esperaba llegó y fue una alegría tremenda", le contó a Marcela Navarro, en una entrevista para Noticiero Siete.

La noticia los sorprendió a ellos y mucho más a los médicos, que al principio pensaban que se trataba de un error y que no podía ser cierto que esta mujer de casi 50 años estuviera gestando un bebé.

El primer profesional consultado les dijo que el test de embarazo estaba vencido. "Los médicos no creían y nos pedían estudios, hacían repetir los análisis porque no creían que fuera un embarazo. Pero cuando hicimos la ecografía y se vio el bebé se convencieron de que era así", comentó Gustavo, quien también es papá por segunda vez. Su primer hijo es Fabián, de 13 años.

Tanto los nueve meses de embarazo como la cesárea transcurrieron con total normalidad. Sonia relató: "No hubo complicaciones, ahí nomás me lo dieron. Eso también fue una experiencia relinda, porque con mi hija tuve algunos problemitas en la cesárea y no la pude conocer en el momento. Estuvo dos días en Neo. Ahora sí lo disfruté, apenas nació me lo pusieron encima mío".

Sonia, que es docente, siempre quiso que su hija tuviese un hermano, aunque con el paso del tiempo reconoce que esa idea la había dejado de lado. Pero llegó esa compañía para Yael, de 25 años. "Siempre tuve el deseo de darle un hermano a mi hija, no me gustaba la idea de que fuera hija única. Pero habían pasado tantos años que ya como que me había resignado", dijo esta mujer que después de varios años volvió a cambiar pañales, a preparar una mamadera e incluso a estar toda la noche alerta ante cualquier movimiento o ruidito que haga el bebé.

"Al empezar otra vida en pareja es como que los dos queríamos, con todos los miedos y pensando que ya no se iba a dar", agregó Sonia sobre esta relación que hace cuatro años comenzó con Gustavo.

La diferencia de edad entre hijo y padres en un caso como este no pasa desapercibida, sobre todo sabiendo de todo lo que se necesita para cuidar y acompañar a un niño o adolescente. Pero Sonia no prefiere pensar en eso ahora, solo en disfrutar de su hijo sin proyectarse en el tiempo: "Es raro, pero trato de no pensarlo. La gente me dice, 'a empezar de nuevo con el jardincito, la escuela, los actos...' Al principio dije ¡uff! Pero lo mejor es ir pensando el día a día".

"Empiezo a hacer números y veo que cuando tenga 18 años yo no voy a tener la misma paciencia. O cuando tenga 14 o 15 y me diga que tiene un cumpleaños de 15, que me tenga que levantar para ir a buscarlo. Yo creo que lo voy a vivir como papá y abuelo", expresó Gustavo.

Sonia mira para atrás y recordó cuando hace 25 años fue mamá por primera vez. Y ahí encontró algunas diferencias. "Más que nada lo noto en el estado físico, porque ahora si no me duele el hombro, es el codo, la muñeca o la cintura", afirmó entre risas pero sabiendo que esos dolores serán compensados con las caricias y los besos de su bebé.

Como en todo embarazo que se da llegando a los 40 años, y mucho más pasando esa edad o cerca de los 50, como es el caso de Sonia, aparecen ciertos temores. "Tenía miedo a la hipertensión, y el médico me había hablado de que se acrecienta la posibilidad de que los bebés tengan síndrome de Down. Pero con todos los controles estábamos supertranquilos. Todos los meses hacíamos ecografías, así que lo veíamos permanentemente", sostuvo.

La llegada de un niño siempre es un motivo de alegría y felicidad e impulsa a vivir con otra energía. Y así siente Sonia la llegada de Damián: "Te pone más pilas, es algo que renueva. Nos sentimos como con más energías. Tenemos otro motivo más para seguir adelante".

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