Mendoza

Techos que se llovían y filtraciones en los baños y la cocina llevaron que la conducción de la DINAF comenzara con las obras la semana pasada. Allí viven 26 niños, de entre 9 meses y 14 años.

Remodelan el edificio de la Casa Cuna, que data de la década del ´50

Por UNO

Rosana Villegasrvillegas@diariouno.net.ar

En una antigua casona que data de la época de esplendor del peronismo, allá por la década de 1950, dentro del enorme predio de la DINAF (Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia), en calle Armani de Godoy Cruz, funciona la única Casa Cuna de la provincia, en donde hoy pasan sus días 26 niños, entre bebés de 9 meses y adolescentes de 14 años. Los más de 60 años de vida dejaron sus secuelas en el edificio que, a juzgar por su estado, no tuvo en los últimos años el mantenimiento que necesitó. El tradicional techo de tejas se llovió, las paredes tienen filtraciones de las antiquísimas cañerías, que ya se rompieron y piden ser reemplazadas, y algunos baños necesitan ser remodelados para adecuarlos a los usos de los pequeños. Para mejorar esta situación y atender también otras urgencias, se conformó una mesa de trabajo interdisciplinario, que en materia edicilia ya consiguió comenzar al menos con el cambio del techo.

“El edificio ha tenido problemas de mantenimiento y han habido filtraciones, por ejemplo. Por eso la directora de la DINAF, Cecilia Palucchini, decidió invertir lo que sea necesario para mejorarla y remodelarla. De hecho, ya salió la primera licitación y se comenzó a cambiar el techo la semana pasada. También se van a modificar las instalaciones de agua y el sistema de lavandería. Todo tiene sus tiempos, porque no hay que olvidarse de que la casa no se puede cerrar para hacer las mejoras porque los chicos tienen que seguir viviendo allí. Entonces hay que planificar en qué sector se cambia el techo primero, para ver cómo reubican a los niños de manera tal que estas mejoras no terminen molestándolos ni afectándoles sus actividades”, asumió el arquitecto Carlos Renalias, de la DINAF y al frente de esas remodelaciones edilicias. Al detallar los cambios en la Casa Cuna, el profesional habló de las mejoras del ambiente paisajístico: la parquización de un patio externo y la construcción de dos espacios de usos múltiples para que los chicos tengan otros sectores en los cuales puedan jugar.

Afuera de la casa, los obreros trepados al techo despegan las tejas rotas del sector de los dormitorios. Debajo de ellas encontrarán las grietas que provocaron las filtraciones, que terminarán cubiertas con membrana asfáltica.

Adentro, en lo que se planifica como la segunda etapa de remodelación, los esperan otros arreglos en la cañería de la cocina y los baños, y el cambio de las duchas, algunas de las cuales ya provocaron tantas pérdidas que alguien las sustituyó por caños de plástico que se ven por fuera de la pared. Otro tanto deberán hacer en la carpintería de los pequeños placares de madera de ambas habitaciones –de niñas y niños– que ya acusan varios agujeros.

“Son más que necesarias estas mejoras, porque aunque sea por dos o tres meses (el límite establecido por la Ley 26.061 para que un niño menor de edad esté alojado en un hogar de estas características es de seis meses) ésta es la casa de estos niños. Y no hay que dejar de lado que cada uno de ellos, por distintas razones, fueron separados de su familia, de sus padres, sacados de sus viviendas, por lo que nuestra misión es que el tiempo que pasen acá tengan el cuidado y los servicios que necesiten, aunque eso suponga para algunos adquirir hábitos que no les enseñaron en sus hogares”, recalcó Graciela Morales, la directora de esa Casa Cuna.

Esta antigua casa está conformada por dos enormes cuerpos. En uno funcionan los dormitorios de los niños mayores, los baños, el comedor, la administración y la cocina. En medio existe un patio interno y luego el cuerpo, en donde funciona el dormitorio de los bebés y sus cambiadores.

Hoy, cada vez que un niño quiere ir al patio debe salir por un pasillo del comedor y atravesar la cocina, con los riesgos que esto supone para los pequeños. “Buscamos evitar que los chicos pasen por acá y corran el riesgo de quemarse o suceda algo mientras les sirven la comida. Ahora se va a cerrar ese paso y abrir un pasillo que vaya desde la administración al sector de bebés”, precisó la directora.

Se ha previsto que una vez que se culmine con la pintura interior sea la artista plástica Ana Inés Ferrase, quien plasme su arte en los distintos sectores, seleccionando sus murales según el espacio, ya que la casa está dividida en sectores para lactantes, preescolares y hermanos mayores.