“Si se fueron antes, se les descontará el día”, dijo Iglesias.Cómo en la canción infantil ¿Lobo estás?, en Guaymallén se cansaron de preguntarse ¿los Lobos están? Pero ayer la pregunta fue respondida. Es que ambos debieron volver a ocupar sus puestos de trabajo a instancias del actual intendente. “Les suspendí la licencia, se tuvieron que presentar a trabajar”, sostuvo el jefe comunal, y agregó que se sorprendió al verlos aparecer en las instalaciones municipales.Según Iglesias, la de ayer fue una mañana de sorpresas. Apenas abrió la puerta del ascensor comunitario –es el que prefiere usar él, y no el que utilizan los funcionarios para entrar y salir del edificio– se encontró con una mujer rubia, muy elegante.“Pregunté si era la esposa de Lobos, yo no la había visto personalmente, y me respondieron que sí, y que tanto ella como su marido se habían presentado a trabajar y a pedir una audiencia con una abogada”.El punto es que los Lobos debieron pisar la Comuna por exigencias de la gestión de Iglesias. “Ellos son funcionarios. Pasaron a planta con categoría H, de subdirectores. Ella en el área de Turismo, él en la de Servicios Públicos. En el estado en el que está la Comuna no pueden tomarse vacaciones, todos están trabajando; por lo tanto se las suspendí”, contó el intendente.Aseguró, además, que Lobos ingresó por una entrada alternativa, que era la que utilizaba durante los últimos meses a cargo del Ejecutivo municipal, para no cruzarse con periodistas.“Yo en cambio, prefiero saludar y hablar con la gente, me gusta este tipo de intercambio”, aseguró el líder radical.
Tiempo de descuento En cuanto se supo que Lobos había vuelto a cumplir funciones en el Municipio, Diario UNO intentó encontrarlo, pero fue imposible.Es que la pareja estuvo muy poco tiempo en el edificio. Aparentemente sólo para contactar a personal de la oficina de Asuntos Legales. “Después no se los vio más”, explicó Iglesias, quien advirtió de que si debían estar trabajando y se retiraron a su domicilio, se les descontará el día.
Sueldos en espera En cuanto a lo que cobran estos dos empleados estatales, Iglesias aseveró que perciben salarios importantes, porque poseen una de las clases más altas del escalafón municipal, la que se les da a los funcionarios.“Yo decidí donar mi sueldo. Y los demás funcionarios tampoco van a cobrar todavía, porque no hemos podido terminar de pagar los sueldos. Los últimos en recibir el sueldo serán los de mayores ingresos, a los que les corresponde una categoría más alta”.Los que han quedado a la cola de los pagos son precisamente los de clases H e I.Es sabido que Iglesias debe administrar la pobreza. El departamento más poblado de la provincia es tierra arrasada. Tiene una deuda de $200 millones con los proveedores del Estado, por lo que se le han cortado los suministros de muchos de los insumos necesarios para que los servicios funcionen.Entre las primeras medidas que tomó cuando se hizo cargo de la gestión, Iglesias atacó la desidia de los “ñoquis”. Pidió la cesantía de dos personas que no trabajaban y se les suspendió el cobro a 47 empleados que no cumplieron el horario obligatorio.También reasignó tareas a 300 municipales sin actividad definida y se les recibió la renuncia a 15 empleados que habían trabajado para el ex intendente peronista.