Brilla por su ausencia el nuevo libro de quejas que deberían exhibir los comercios de Mendoza, a pesar de que entró en vigencia en enero la resolución de esta medida dispuesta por la Dirección de Defensa del Consumidor.
En la mayoría de los negocios del microcentro esta herramienta no se utiliza porque está guardada en un cajón bajo siete llaves en gerencia y porque los consumidores tampoco tienen una conducta de demandar el registro para hacer un reclamo.
Otro factor que destacaron los comerciantes del centro que fueron consultados por Diario UNO es que no fueron notificados por el Gobierno provincial de la normativa, que si bien ya existía se modificó para facilitar el control e impedir posibles adulteraciones del libro con la rúbrica anual del ente de control.
Jorge Ostuni, encargado de una tradicional librería céntrica, opinó: “Tenemos el mismo cuaderno de siempre y cuando los clientes lo solicitan se resisten a dejar sus datos personales. Entonces todo se diluye en un momento de bronca”.
En otro de los locales ubicados en plena calle San Martín, Marcelo Fernández, ante el requerimiento del libro de quejas respondió en forma categórica: “Seguimos usando el mismo del año pasado. Hasta el momento no hemos recibido ninguna información oficial de esa normativa”.
Estas respuestas se repitieron en todos los locales consultados ayer para conocer el estado de la implementación de la acción para defender los derechos de los consumidores.
La “patearon” para este mes
Desde el Gobierno, Romina Ronda, subsecretaria de Justicia, cartera de la cual depende la Dirección de Defensa del Consumidor, admitió que todavía no se instrumentó la medida debido a que están organizando la logística del procedimiento.
La funcionaria relató que en diciembre el organismo realizó una capacitación en las áreas de Defensa del Consumidor de los municipios.
Otro de los puntos que todavía están verdes es el costo que deberán abonar los comerciantes para tener la rúbrica en el libro de quejas.
La resolución exige requisitos para impedir la adulteración y controlar los reclamos y en caso de que no se resuelva el problema permite imponer sanciones a los comerciantes.
Ronda acotó que esta herramienta es muy utilizada en los supermercados o comercios que no son atendidos por sus propios dueños y donde el mecanismo está más aceitado que en los negocios pequeños.
Este mes arrancarán con la rúbrica de los libros, establecida en la resolución Nº158, y se prevé un plazo de implementación de tres meses.