Unos 20 empleados, tres camiones y más de doce horas de trabajo fueron necesarios para limpiar el Parque

Levantaron 20.000 kilos de basura en el parque General San Martín

Por UNO

Unas 40.000 personas asistieron al estadio Malvinas Argentinas el sábado para ver jugar a River Plate y Atlético Tucumán por la Copa Argentina de fútbol. Tras la consagración del Millonario con un gol de Scocco y otro de Nacho Fernández, la alegría se hizo sentir dentro y fuera de la cancha. Miles de hinchas de ambos equipos celebraron en el parque General San Martín.Unos, por el triunfo de Marcelo Gallardo y sus muchachos y los otros, por llevar la camiseta del equipo del Norte de Argentina que llegó estoico hasta la final y dio batalla durante todo el juego. El lado B de los festejos se hizo visible al día siguiente. Veinte mil kilos de basura quedaron desparramados desde los Portones del Parque hasta la cima del Cerro de la Gloria. Un paisaje desolador e indignante que en el recuento final dejó 30 metros cúbicos de desechos compactados.Fue necesaria una cuadrilla de veinte operadores de limpieza, tres camiones y más de doce horas consecutivas de trabajo para despejar el torbellino de mugre y enchastre en el que quedó todo. Botellas, vidrios, pañales, papeles, nailon, cartones y restos de comida cubrieron hasta el medio día de ayer las inmediaciones del Malvinas durante el último fin de semana largo antes de las Fiestas.Si bien fueron 15 mil hinchas los que llegaron a Mendoza, en total se estima que unos 50 mil turistas habrían arribado para disfrutar de los placeres que ofrece la provincia, algunos de ellos para ver cómo quedaron las obras de renovación del Parque y aprovechar el aire libre, el agua y el verde para descansar. Por eso temprano comenzaron las tareas de limpieza. Además hubo órdenes expresas del gobernador Alfredo Cornejo, que al enterarse de la enorme cantidad de basura acumulada pidió que se actuara de inmediato.El objetivo de la Dirección de Parques y Zoológico fue volver a la normalidad las calles, acequias y parquizado, levantando la mayor cantidad de basura posible, atentos de no espantar a los visitantes con una horrible postal del emblemático lugar mendocino. Desde las 6 de la madrugada y hasta pasadas las 19, obreros trabajaron a pleno sol para levantar la suciedad de los simpatizantes. El calor fue tan intenso que tres de los empleados tuvieron que ser remplazados y se retiraron descompuestos a sus hogares.Testimonios Marcelo Jofré (47), chofer de unos de los camiones de la empresa de limpieza, contó que los norteños trajeron papel picado de su provincia para ovacionar al Atlético. "Si leés lo que está escrito en los papeles despedazados te das cuenta de que son actas judiciales viejas del Norte, boletas de candidatos políticos de Tucumán y hasta tickets de supermercados de esa provincia", dijo.En total se dispuso un camión recolector, uno compactador y otro con un tanque de agua para lavar el asfalto pegoteado por la grasa y aceite de los choripanes y las papas fritas. "Todo el Parque desde la entrada hasta las churrasqueras hemos tenido que ir rastrillando en tandas, con descansos a la sombra y mucho consumo de líquidos por el calor sofocante", contó Jofré.Micaela Espejo (21) y Agustín Celedon (21) fueron dos de los empleados que se dedicaron a recoger en bolsas los residuos que luego un camión pasaba a retirar para compactar. "El partido anterior fue menos sucio, a las 14 ya habíamos terminado. Esta vez demasiado trabajo, muchas horas, mucha mugre", describió el panorama el joven, mientras su compañera asentía con la cabeza.¿Misión cumplida?A las 17 de la jornada dominical, si bien todavía quedaba trabajo por delante, el grueso de la basura había sido retirada. A esa hora, cientos de turistas y mendocinos fueron tomando posesión del pulmón verde con sus banquetas, mesas, hieleras y canastos repletos de comida para pasar la tarde entre amigos o familia. No quedaban casi rastros de la disputa futbolística y el clamor de sus hinchas. Sin embargo, se iban configurando otra vez sitios con pilas de basura. Los nuevos ocupantes, distraídos de los cestos de basura y haciendo la vista a un costado, volvían a tirar botellas y envoltorios de paquetes de comida con la tranquilidad de quien ensucia porque sabe que después otro limpiará por ellos.