muchacha no olvidará jamás el tormentoso año 2009. Pero siete meses después de quedenunciara a su padre por reiteradas violaciones durante 20 años ha podido recobrarla paz. El padre, de 67años, está en la cárcel a la espera del juicio; la madre de ella ypareja oficial del Chacal vive en otra casa y no tienen contacto asiduo.Circunstancialmente ve a algunos de sus hermanos. De a poco esta familia surgida deldolor está saliendo a la luz. En su nueva casa armaron el pino de Navidad y las Fiestaslas pasaron en casa de nuevos amigos que han sabido conseguir. Asisten a un "templocristiano" periódicamente y tienen una mascota, Manchita, una gata blanquinegra.Los fines de semana van al Parque a tomar mate y a jugar a la pelota. Toda una vida quejamás creyó que iban a vivir.
Diario UNO fue a visitarla a la casa donde vive con sus siete hijos de3,7,9,11,13,17 y 20 años, gracias al aporte del Municipio en el que está ubicada lavivienda, a la Provincia y varios organismos que le siguen prestando asistencia. Además de maquillarse, ella se hizo un corte nuevo en el pelo, a veces hasta se loplancha y usa ropa más ceñida al cuerpo. Pero lo más importante es que sonríe. Tambiénrecobró peso, "es que ahora todos estamos más tranquilos", relata con timidez. "Antes no teníamos ni hambre. A esta hora (cercana al mediodía) siempre había gritos o peleas por alguna cosa", completa el mayor de los chicos, que ahora tiene 20años y se nota que ha tomado las riendas para ayudar a su mamá. Es el más desenvuelto y el que apuntaló a la madre para a salir a la calle. Por serel mayor es que el peores vivencias juntó. Su escape fue la calle; en los últimos añoscomo ya no iba a la escuela intentaba trabajar pero sin contención familiar vivió alfilo del delito. "Probé la droga y tuve malas juntas". Ahora, recobrado, es el que másentereza demuestra para salir adelante. Menudito parece que tuviera menos de 20años, de tez muy blanca y muy conversador es el primero que se adentra en el pasado. "Loque más feliz me hace es que mi hermanitos no van a conocer la vida que yo conocí". El más chiquito de todos también notó el cambio, con tan sólo tres años hasta hacepoco todavía le daban un sedante para que durmiera. "Cuando se dormía se ponía rígido, tieso y se sobresaltaba por todo". Fue su manera de exorcizar los monstruos que mamó en la familia del horror. Ahora está másgordito, habla bastante y camina más. Su referente es su hermano, imita el gesto delmayor cuando se acomoda el jopo con la mano. Su madre completa: "Yo tenía miedo por él (en alusión al mayor de los chicos) porquequería enfrentarse a él (por el Chacal)y temía que lo lastimara".
De qué viven El Gobierno les deposita una ayuda económica que les permite comer mientras queel Municipio les paga el alquiler de la vivienda donde viven. Toda la asistencia psicológica y la ayuda docente es aportada por el Estado.
Todos van al psicólogo y a la iglesia La furia mediática que rodeó al caso ya se aquietó desde hace unos meses. La nueva familiaestá encontrando el rumbo que tanto le torcieron. Todavía esta chica no es enteramente "la mamá" y a veces sus hijos la llaman por el nombre depila. Antes le decían "mamá" a quien era su abuela y "papá" a quien también era su abuelo. Durantela conversación con
Diario UNO cuando tenían que nombrar a su padre-abuelo sólo le decían "él". Esta mujer ahora quiere terminar la secundaria y coser. Y es que lo único que esta chicapodía hacer mientras vivieron en la Cuarta Sección era coser. "No salía sola a ningún lado, él mevigilaba y me amenazaba". Ahora sus conocimientos de costura pueden ser su salvación; quiere seguir aprendiendo y talvez dar clase a otras mujeres. "Me gustaría terminar la secundaria porque dejé en primer año",sueña para el futuro. Por ahora su única ocupación es llevar a los chicos a la terapia psicológica y asistir ellamisma a sus sesiones. Cada uno de los integrantes de la familia asiste a un profesional distinto,todos aportados por el Programa de Alto Riesgo, que dirige Marta Stagni. Los chicos terminaron el año escolar con clases domiciliarias, pero este año retomarán lasclases en una nueva escuela.
Aferrados a la iglesia"Hace tres o cuatro meses no estábamos tan bien, todavía llorábamos y estábamos angustiados, pero desde que nos acercamos a la iglesia nuestra vida cambió", dice el joven de 20 años. Elprimero en ir fue el mayor de los chicos, a pedido de su novia –están juntos desde hace un año ynueve meses– y luego tentó a su mamá y a sus hermanos. Allí además de fortalecer el espírituencontraron nuevas amistades.