Está en España y Espejo, y actualmente lo maneja la cuarta generación de la familia Alonso. En 2016 fue renovado y cada vez recibe más cantidad de clientes.

Jockey Club: el café por el que ha pasado todo Mendoza celebró sus 75 años

Por UNO

"La vida está hecha de momentos, de encuentros que nacen al borde de una mesita de madera. Conversaciones de café, historias entrañables con pocillos vacíos como únicos testigos". La frase puede leerse en el ingreso al mítico café Jockey Club, que ayer celebró sus 75 años de vida.

Es uno de los más antiguos de Mendoza y también uno de los más antiguos del país que nunca han cambiado de dueños: los Alonso. Esa es la principal virtud del bar que fue pasando de generación en generación hasta caer en manos de Ramiro (28) y Pedro (30), quienes el año pasado se hicieron cargo y lo remodelaron completamente.

No siempre estuvo en el mismo lugar, pero sí en la misma manzana. Desde su fundación, en 1942, y durante los primeros siete años, funcionó en la esquina de Espejo y 9 de Julio. En 1949, lo trasladaron a su sede actual, en la esquina de España y Espejo, una cuadra más arriba.

El café, por el que han pasado personalidades de todos los ámbitos, locales, nacionales e internacionales, abre a las 6.30. Sin embargo, Pedro, el padre de los dos jóvenes que están a cargo, llega todos los días a las 4.30 para preparar las facturas y las tortas que disfrutan los que mendocinos que comienzan a primera hora.

Otra de las particularidades del histórico bar de la ciudad es que algunos de los mozos llevan muchos años trabajando allí. Es el caso de Miguel Ángel Morilla (63), quien ayer recibió un homenaje por cumplir 48 años como empleado del Jockey Club.

La relación es casi familiar, ya que el abuelo de Morilla fue mozo del fundador del café y su hermano trabajó también 49 años allí.

Ahora bien, para no quedarse en el tiempo, los hermanos que tomaron la posta el año pasado decidieron hacer una renovación total del local.

Esos cambios empezaron por la pintura y la modernización del mobiliario, pero no quedaron allí. La carta (que antes no existía) se amplió y una de las ventajas es que atrajo a muchos nuevos clientes, incluidas mujeres, que no eran tan habituales.

"Hoy por hoy la situación no está buena, pero nos seguimos manteniendo. El café está siempre lleno, lo atienden muy bien, lo han modificado y le están poniendo muchas pilas", expresó Alonso padre, quien asegura haber visto pasar por su local a "todo Mendoza", incluyendo a personalidades de la política, del deporte y de la cultura.

"Es un gran orgullo para la ciudad de Mendoza y sobre todo, para los vecinos por tener un café tan emblemático que, además de su tradición física, tiene esta particularidad tan bonita de haber pasado de generación en generación y que ahora un grupo de chicos jóvenes haya tomado la iniciativa de continuar", dijo Mariana Juri, secretaria de Cultura y Turismo de la Capital mendocina.