Madre. Cuando Antonia terminó la secundaria su directora le recomendó que estudiara "lo más parecidoa medicina que se puede estudiar en San Rafael", ya que por la extrema pobreza en la que vivía lehacía imposible estudiar en la Capital, por lo que comenzó Biología. "Gracias a Dios me llega una invitación del gobierno cubano para una beca de estudios para jóvenes que no tengan recursos para estudiar en su país. Tenían que ser jóvenes solidarios, de muybuenas calificaciones, brillantes y sufridos. La llamé y le dije que eso lo iba a ganar ella",comentó María del Carmen a diariouno.com.ar, quien recordó que una vez terminada la secundaria,Antonia iba todas las semanas a ayudar en la escuela. "Siempre fue muy solidaria". En enero del 2003, un cubano que formaba parte del jurado se comunicó con María del Carmenpara informale que Antonia había ganado la beca. Pero antes de decírselo tenía que asegurarse laautorización de los padres y los fondos para el pasaje. "Le dije que no se preocupara, que de alguna manera lo íbamos a solucionar, y nos pusimos en campaña para juntar plata y ubicar al padre, que hacia 18 años que se había ido de San Rafael.Hicimos una cadena solidaria y lo conseguimos", relató esta directora de escuela, quien poco a pocose transformó en una parte fundamental de la historia de Antonia. En los últimos seis años esta joven médica viajó 3 veces a su San Rafael natal gracias a lasolidaridad de sus seres queridos. En su última visita, Antonia intentó hacer una residencia en elhospital Schestakow, pero al no validarle el título y frente a una nueva propuesta del gobiernocubano, dejó la isla del Río Diamante y volvió a Cuba, su otra isla, ésa donde va a terminar susestudios.