La exposición del abogado designado por el Estado nacional, que es querellante igual que Mendoa, dejó la sensación de que si otra hubiese sido la conducta de algunos jueces por lo menos hoy tendríamos algún desaparecido

Algún desaparecido menos podríamos tener

Por UNO

Por Gustavo De Marinis

[email protected]

Las dos primeras partes del alegato de Fernando Peñaloza, representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en el cuarto juicio por delitos de lesa humanidad que se hace en Mendoza, tuvieron dos características marcadas: claridad y contundencia.

Pero no fue sólo claridad y contundencia. La exposición del abogado designado por el Estado nacional, que es querellante igual que Mendoa, dejó la sensación, una vez más, de que si otra hubiese sido la conducta de algunos jueces, no es que podría haberse evitado el genocidio, pero por lo menos hoy tendríamos algún desaparecido menos, algún torturado menos o algún violado menos. También, lógicamente, sabríamos mucho más que lo que sabemos.

En este megajuicio, conocido también como el juicio a los jueces, hay cuatro ex magistrados entre los acusados. Son Otilio Romano (destituido y actualmente detenido luego de que estuvo prófugo en Chile), Luis Miret (destituido), Guillermo Petra Recabarren y Rolando Carrizo. Lo que se investiga es si fueron responsables de la omisión de investigación y si tuvieron algún grado de complicidad con quienes formaron el aparato organizado de poder –terrorismo de Estado– antes y durante la dictadura cívico-militar.

Peñaloza comenzó el abordaje de cada caso en los que están imputados los ex jueces. Son muchas las causas, por lo que el lunes continuará y, si completa el alegato, el mismo lunes podría hacer los pedidos de condenas.

Par el letrado existen numerosas pruebas que demuestran que los 4 ex jueces y fiscales federales tuvieron en sus manos elementos suficientes para, por lo menos,promover alguna investigación. En cambio, alegó Peñaloza, se limitaron al rechazo sistemático de los hábeas corpus presentados por abogados, familiares y amigos de personas que, en su mayoría, hoy están desaparecidos.

Si los ex hombres fuertes de la Justicia federal son culpables, lo determinará el tribunal luego de que todas las partes querellantes intenten demostrar que sí tuvieron responsabilidades en los hechos que se les endilgan y de que las defensas traten de probar lo contrario. El fallo, que se conocerá entre febrero y marzo (después de la feria) podrá resultar condenatorio o absolutorio, leve o severo, pero lo que no podrá –el fallo, ni nada– es con esa sensación, sobre todo de madres, padres, familiares, hijos, amigos, compañeros... De que otra conducta judicial algún resultado positivo, aunque sea mínimo, podría haber dejado.

Lunes y martes, desde las 10, continúan los alegatos. Cualquier persona puede asistir y escuchar. Y sacar conclusiones.