Sur provincial

Una condena y sobreseimientos por la estafa y crimen del jubilado cordobés en San Rafael

Cuatro de los seis imputados resolvieron su situación el jueves y sólo resta juzgar al asesino confeso, que arriesga una pena de prisión perpetua

Gran parte del expediente por la desaparición y posterior asesinato del cordobés Héctor Aguilar (65) terminó esclarecido en la mañana de este martes. Todas las personas imputadas, excepto el asesino confeso y otro recluso, llegaron a acuerdos con la Fiscalía y terminaron condenados a penas menores o sobreseídos en la causa que indagó el crimen en San Rafael ocurrido a mediados del año pasado.

A mediados de julio pasado, Héctor Aguilar salió de su casa ubicada en Río Cuarto y viajo con destino a San Rafael. Desde entonces, nunca más volvió a ser visto con vida. La investigación penal terminó destapando que fue víctima de una particular estafa virtual y finalmente le quitaron la vida en ese departamento del Sur provincial -ver más abajo-.

En el expediente se encontraban imputados el asesino confeso Brian Gato Ríos Quiroga (30) por homicidio criminis causa y por alevosía; su novia Silvia Raquel Luffi (30), la madre de ella Silvia Luffi y los presos Alan Eloy Martínez (27) y Hernán Ariel Oviedo (31) por estafa; y el sereno César Daniel Campos por encubrimiento.

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Ríos, Luffi y Martínez, tres de los sospechosos por el crimen en San Rafael de Héctor Aguilar.

Ríos, Luffi y Martínez, tres de los sospechosos por el crimen en San Rafael de Héctor Aguilar.

Casi todos ellos, excepto Gato Ríos y Hernán Oviedo, resolvieron su situación en la causa. César Campos pasaron por un juicio abreviado donde admitieron haber recibido y desguazado el auto que le sustrajeron a la víctima fatal. Fue condenado a una pena de 3 años de prisión en suspenso.

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En tanto que Luffi, su madre y el recluso Alan Martínez terminaron sobreseídos. Si bien en la investigación se comprobó que Héctor Aguilar envió sumas de dinero a sus cuentas de Mercado Pago cuando fue estafado, todas las personas que declararon en la causa coincidieron en que el asesino Brian Ríos también los engañó y nunca les dijo que esa plata provenía de un fraude.

De esta forma, resta resolver la situación de Hernán Oviedo, imputado como parte de la estafa, y del principal sospechoso, Brian Ríos, que arriesga una potencial condena de prisión perpetua ya que está imputado por homicidio agravado por ser cometido para garantizar la impunidad de otro delito -el robo y la estafa- y por ser cometido con alevosía.

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Alan Martínez y Hernán Oviedo, acusados por la estafa contra Héctor Aguilar.

Alan Martínez y Hernán Oviedo, acusados por la estafa contra Héctor Aguilar.

Desaparición y crimen en San Rafael

En los primeros días de 2023, Héctor Aguilar fue contactado por una mujer en su perfil de Facebook. La fémina -luego se demostró que era un perfil falso- lo terminó convenciendo de que años atrás habían tenido una relación sexual ocasional y que ahora tenía una hija producto de ese encuentro.

La víctima cayó en el engaño, a tal punto que envió dinero a distintas billeteras virtuales en concepto de manutención y decidió viajar a San Rafael, donde supuestamente vivía la mujer con su hija, para rescatarlas, ya que era víctima de violencia de género y no pasaba una buena situación económica.

El 1 de julio, Héctor Aguilar se subió a su Gol Trend y salió desde su pueblo natal, San Basilio, ubicado en la localidad de Río Cuarto. Esa fue la última vez que su familia lo vio con vida.

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Al día siguiente ingresó a la localidad sanrafaelina de Cañada Seca, donde había quedado en encontrarse con la mujer. Pero se encontró con un hombre que para la Fiscalía se trataba del Gato Ríos Quiroga, quien había recuperado su libertad el 17 de junio pasado tras ser condenado por hechos de violencia de género.

Héctor Aguilar terminó recibiendo una primera herida de arma blanca en el costado izquierdo del tórax, lo que hace suponer que estaba sentado en el asiento del acompañante y no manejando su vehículo. El golpe fatal se lo dieron cuando ya estaba maniatado con alambres. Por eso la imputación contempló el agravante de la alevosía -cometer el hecho cuando la víctima está indefensa-. Terminó ocultando el cuerpo en un lugar inhóspito en la zona cercana a la mina Sierra Pintada y dique Los Reyunos.

Tras la desaparición de Héctor Aguilera, los investigadores empezaron a profundizar en su búsqueda con las conversaciones que mantuvo la víctima mediante Facebook y WhatsApp con la supuesta madre de su hijo, con escuchas telefónicas donde hablan sobre el crimen en San Rafael y con las billeteras virtuales que estaban a su nombre y de los dos presos que quedaron vinculados a la causa. Todos fueron detenidos semanas después.