Embed - JUICIO POR JURADO POR LA MUERTE DE SILVIA CHAVEZ - ALEGATOS DE CIERRE
De esta manera finalizó la intervención de los ciudadanos en el juicio por jurado. Pero como no se trata de un delito que prevé prisión perpetua, ahora restara realizar la audiencia de cesura donde el juez técnico Julio Bittar defina cuántos años de prisión dicta. Arriesgan una pena de 8 a 25 años de prisión. Esto se concretará en los próximos días.
Crimen en San Rafael
Silvia Zulema Chávez era una enfermera que se encontraba jubilada tras varios años de trabajo en el Hospital Schestakow. Vivía en un domicilio ubicado en calle Ecuador al 1620 que tenía 250 metros cuadrados aproximadamente. En el fondo tenía un departamento de dos habitaciones que en el primer semestre de 2022 le alquiló a Mauricio Albornoz, un albañil con varios antecedentes por robo, y su pareja, Gabriela Domínguez.
Silvia Chávez era una mujer solitaria. A tal punto que pasaron más de 100 días desde el 20 de julio de ese año para que alguien de su entorno consultara por su paradero ante la Justicia. Los investigadores detectaron que la casa donde vivía tenía una luz prendida pero no registraba movimientos y se acumulaban las boletas de impuestos bajo la puerta. Julio era el mes clave: su teléfono celular se apagó el 21 de ese mes, su jubilación comenzó a acumularse en su cuenta de ahorro y no volvió a presentarse en OSEP para pedir la insulina que necesitaba para tratar su diabetes.
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Silvia Chávez, la víctima del crimen en San Rafael.
Casi descartadas la teorías de un suicidio y que se haya ido por su propia voluntad, la Fiscalía comenzó a profundizar un nuevo dato. Silvia Chávez tenía una pésima relación con sus inquilinos, ya que solían hacer juntadas y fiestas muy ruidosas. La víctima se había asesorado con una abogada para desalojarlos y les había ofrecido devolverles la plata del alquiler si se retiraban.
Incluso en la previa al Día del Amigo la mujer llamó al 911 notificando que estaban realizando una fiesta muy ruidosa, que estaban alcoholizados y que tenía miedo de que se metieran en su casa si les recriminaba algo. Tres días después de esa situación, el teléfono de Silvia Chávez se apagó para siempre y fue el primer indicio que destapó el crimen.
Si bien no hay pruebas científicas que vinculen a los sospechosos con el crimen en San Rafael, los investigadores se cuestionaron cómo era posible que la pareja haya vivido un puñado de meses más en ese departamento sin haberle pagado el alquiler a nadie. También plantearon que si bien se terminaron yendo del lugar, nunca fueron a buscar el dinero de devolución del alquiler que Silvia Chávez les había ofrecido y había dejado en manos de su abogada.