Editorial Despidos
Al decir de los referentes gremiales, la reunión con Macri fue un primer paso para avanzar en el diálogo. No mucho más. Para ellos el balance fue positivo, pero hacia afuera dejó gusto a poco.

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Por UNO

A priori, la expectativa era lógica. Que el presidente Macri se reuniera con los principales referentes sindicales suponía un hito en sí mismo.

En un contexto económico inestable, con los precios y la inflación como centro del debate, se imponía una cumbre entre quienes representan los intereses de amplios sectores laborales.

En realidad, lo más sensato y abarcativo habría sido que a la mesa de diálogo también se hubiera sentado el empresariado.

Abordar esa entelequia conocida como "realidad argentina" requiere de la participación activa de los principales actores de la economía nacional.

El encuentro de este jueves entre Mauricio Macri, Hugo Moyano, Antonio Calo y Luis Barrionuevo no arrojó resultados concretos. Fue, al decir de los participantes en el convite, un primer paso para avanzar en el diálogo. No mucho más.

Para ellos, el balance fue positivo, pero hacia afuera la reunión dejó gusto a poco.

Que no se haya hablado de paritarias generó fuertes críticas de parte de algunos sectores del sindicalismo. Ese es sin dudas el ítem que más preocupa al Gobierno porque está en directa relación con la inflación, que aún no se puede poner en caja. Horas antes, Macri había cuestionado que esta ha llegado "a niveles inaceptables".

De lo que sí se habló ayer fue de la modificación del Impuesto a las Ganancias, la deuda con las obras sociales (aseguran que trepa los $26.000 millones) y de los despidos en casi todas las áreas del Estado.

Acerca de este último punto, los popes gremiales dijeron que Macri se mostró preocupado y que admitió que está evaluando los resultados de lo actuado hasta el momento.

"Los ñoquis afuera, pero a todos aquellos que están en distintas actividades y están con inconvenientes en empresas del Estado, el presidente dijo que tratarán de conservarlos". Esta fue más o menos la traducción que hicieron los líderes sindicales al salir de la reunión con el líder de Cambiemos en Casa de Gobierno.

Tanto el presidente como los gremios tienen una agenda demasiado pesada e importante como para dilatar el tiempo en encuentros tibios.

La crisis requiere de acciones concretas que no pierdan de vista el bien de todos los argentinos. Llevar agua para un único molino no hará más que profundizar la división. La próxima reunión requiere de temario y metas a cumplir. Caso contrario, será apenas una pobre foto de agenda oficial.

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