Análisis y opinión

Cuando las redes sociales se vuelven un coto de caza para los delincuentes

El femicidio de Agostina Trigo a manos de alguien que quizá la contactó por Facebook o por WhatsApp nos hace reflexionar sobre los peligros de confiar en las redes sociales

La tecnología lleva más de una década entrando en todas las fases del delito, facilitando la tarea a los delincuentes, pero en esencia siempre valiéndose del engaño.

En la red social Facebook es en la que más se han concentrado los investigadores del crimen de Agostina Trigo. Es que la joven se habría contactado a través del messenger (mensajería) de esa plataforma con un supuesto camionero que le ofrecía el trabajo de niñera. Por eso los peritos de la División Tecnológica de la Policía pudieron clonar una línea telefónica y recuperar mensajes de WhatsApp, algunos mails y lograron ingresar a una de las cuentas de Facebook de Agostina para buscar pistas que los lleven hasta el femicida.

No se sabe qué llevo al o los asesinos de Agostina a cometer el crimen, pero está claro que los contactos previos cargados de confianza por parte de la víctima terminaron mal.

La seguridad de las redes sociales

Tomando este terrible caso como disparador, analizaremos el uso de las redes sociales. Vale la pena hacerse alguna preguntas y tratar de encontrar respuestas. ¿Somos conscientes de nuestra seguridad al navegar por estas plataformas? ¿Podemos confiar en las redes sociales? ¿Son totalmente seguras?

Tan importante son las redes sociales en nuestra vida, que los adultos pasamos en promedio dos horas por día consultando nuestros perfiles sociales y los adolescentes pueden estar hasta 9 horas diarias frente a la pantalla.

El fiscal Santiago Garay, a cargo de la Unidad Fiscal de Delitos Económicos e Informáticos sostiene que las redes sociales son una herramienta fabulosa y que le han cambiado la vida a todas las personas del mundo, pero evidentemente se necesita más educación digital.

“Las redes sociales son un facilitador del contacto. No hay que demonizarlas tampoco, son instrumentos buenísimos pero mal usadas por supuesto que pueden ser un peligro”analizó el doctor Garay.

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Los adultos pasamos en promedio dos horas por día consultando nuestros perfiles sociales y los adolescentes pueden estar hasta 9 horas diarias frente a la pantalla.

Los adultos pasamos en promedio dos horas por día consultando nuestros perfiles sociales y los adolescentes pueden estar hasta 9 horas diarias frente a la pantalla.

Claro que a veces no tomamos conciencia de los peligros de no cuidar nuestros datos, sobre todo en las redes sociales. Hay que entender que es nuestra vida privada la que está expuesta al mundo y a la mirada de los acechadores y muchas veces por ingenuidad o desconocimientos le abrimos nuestro mundo a personas mal intencionadas.

Nuestros datos son el petróleo del siglo XXI, es lo más valioso que hay y los estamos regalando. Nuestros datos son un bien muy precioso. Por eso en otros países se ampara mucho el tema de la confidencialidad de los datos. Y aquí fuera de lo legal está la conciencia y la prudencia de cada uno. Los chicos, los nativos digitales están un poco más al tanto, entienden más el ciberespacio y los más grandes estamos a caballo entre los dos mundos, entre lo analógico y lo digital y medio que no lo entendemos entonces ocurre lo que ocurre. Me parece que va a llevar un tiempo y varias sorpresas desagradables hasta que entendemos el nuevo mundo en el que estamos” explicó Garay.

La clave para que se concreten los ciberdelitos es la vulnerabilidad de las víctimas. A veces buscan información personal y otras imágenes sensibles como desnudos, por ejemplo.

En Mendoza en el 2020 durante la pandemia la delincuencia 2.0 creció exponencialmente. Sobre todo las denuncias de grooming y distribución de material de abuso sexual infantil, se incrementaron 400 por ciento. Y lo peor es que el número no bajó. Se mantiene en esos niveles desde esa fecha.

En internet, los delincuentes buscan con más precisión y con menos esfuerzo potenciales víctimas, a veces usando bots (es inteligencia artifical, y se usa como una solución conversacional. Su objetivo es realizar una conversación en lenguaje natural, como si fuera un humano a través de audio o texto) en portales de empleo donde pueden concretar criterios de ubicación, edad o nivel de estudios. En general lanzan búsquedas y anuncios masivos de pedidos laborales de niñeras, mozas, u otras ofertas de trabajo. Y con solo un like (o me gusta) en Facebook, Tinder o Instagram, la víctima ya entró el radar del engañador.

En Mendoza se denuncian 30 casos de grooming por mes

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Delitos sexuales contra niños se producen a través del grooming.

Delitos sexuales contra niños se producen a través del grooming.

El engaño pederasta más conocido por el anglicismo grooming o ciberacoso es la acción deliberada de un adulto de acosar sexualmente a un niña, niño o adolescente a través de un medio digital que permita la interacción entre dos o más personas, como por ejemplo redes sociales, correo electrónico, mensajes de textos, sitios de chat o juegos en línea.

El fiscal Santiago Garay está investigando desde el año 2014 casos de grooming. “Año a año he visto un crecimiento importante. Por su puesto que en la pandemia fue más importante. Pero como se empezó a hablar mucho de grooming, a hacer campañas de prevención en las escuelas, en los medios, todo ese contrapeso ayudó mucho a que no se disparara la cifra. Los chicos están avisados y lo hablan con sus padres. De todos modos recibimos en la fiscalía 30 casos por mes”.

Los ciberfraudes aumentaron 200 por ciento

Si a la falta de conciencia sobre los peligros de no cuidar nuestros datos, le sumamos que hay personas que todavía no comprenden que las redes sociales son una extensión 2.0 de nuestra vida física, se produce un caldo de cultivo perfecto para el acecho de los delitos mas comunes en la red.

En Argentina se cometen en promedio 4.800 fraudes en sus distintas modalidades.

Según un informe del Observatorio de Cibercrimen y Evidencia Digital en Investigaciones Criminales de la Universidad Austral (Ocedic) durante el primer trimestre del año los ciberfraudes se incrementaron 200 por ciento en comparación con el mismo período de 2021.

Solo en 2020 las denuncias por estafas virtuales bancarias crecieron 3.000 por ciento. Esto ocurrió tras el vuelco masivo de usuarios a canales digitales durante la pandemia.

“Todo lo que son defraudaciones se lleva el primer premio en ciberdelitos. Se utiliza muchísimo a través de la ingeniería social, se van recopilando datos, se van estudiando conductas ,estudiando modalidades de los usuarios y eso permite entrar a futuro, hacerlos caer en engaño y defraudarlos” explicó el fiscal Garay.

Nuevamente tomando el estudio de Ocedic en la Argentina las estafas se cometen por Whatsapp, phishing, usurpación de identidad y “cuento del tío 2.0” por un monto aproximado de $1.200 millones.

En los casos de fraudes bancarios los ciberdelincuentes hacen principalmente uso de ingeniería social, que consiste en manipular a una persona por medio de engaños para obtener información personal y confidencial, accesos y contraseñas financieras. Para lograr este cometido, los atacantes hacen uso de comunicaciones maliciosas o phishing.

El phishing es mandar un correo por ejemplo con la identidad falsa de una empresa para que la persons responda con sus datos. Los delincuentes muestran un correo electrónico o mensaje muy parecido a la firma auténtica.

“El Phising es una técnica, no es un delito. Es una técnica que consiste en crear una página falsa a la cual se la induce a la víctima a que ingrese y ahí dé sus datos y el delincuente informático los utiliza. Phising es pescar justamente, el anzuelo” explicó Garay.

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Santiago Garay, a cargo de la Unidad Fiscal de Delitos Económicos e Informáticos.

Santiago Garay, a cargo de la Unidad Fiscal de Delitos Económicos e Informáticos.

Otro de los delitos en internet asociados a las plataformas es la suplantación de identidad.

El robo de identidad es para hacerse pasar por otras personas en las redes con distintos fines. Hay quienes buscan crearse una identidad falsa, para lo cual utilizan fotos sin consentimiento de personas para hacerse pasar por ellas en las redes sociales

El fiscal Garay dice que “básicamente la suplantación de identidad es un indicio de conducta criminal. ¿Para qué se suplanta? Y, generalmente para defraudar o para difamar, no es un delito en sí pero es la antesala del delito. Es la preparación del delito”.

El doctor Garay admitió que hoy en Mendoza se vive una oleada de estafas virtuales.

“Hay diversas modalidades, algunos que son de vulnerabilidades de los sistemas bancarios y otros se asientan más en la suplantación de identidad y en los robos de contraseñas a través de ingeniería social. Son como muchas modalidades diferentes. Entonces tratamos un poco de clasificar qué fenómeno tenemos enfrente y a cada uno le damos un tratamiento diferente y también las posibilidades de éxito son diferentes. Se está haciendo un problema muy grave (en relación al robo de datos bancarios) Pero también es como un doble juego: por un lado los bancos ofrecen facilidades para la obtención de dinero en forma virtual que luego terminan atentando contra el propio cliente”.

Ventajas y desventajas de las redes sociales

Un estudio de la Royal Society of Public Health realizado a chicos de 14 a 24 años en Gran Bretaña analizó de qué manera las plataformas de las redes sociales tenían un impacto en la salud y bienestar. Los resultados de la encuesta arrojaron que Snapchat, Facebook, Twitter e Instagram aumentaban los sentimientos de depresión, ansiedad, mala imagen corporal y soledad. En definitiva promueven la ansiedad y disminuyen la autoestima sobre todo en sus seguidores más jóvenes.

Claramente las redes sociales generan mayor comunicación, facilitan la relación entre las personas sin las barreras culturales y físicas. Incluso muchas personas vencen la timidez en una comunicación a través de la red y hasta los mantiene mejor informados.

Sin embargo, sobre todo entre los adolescentes, el uso excesivo de las redes le puede perjudicar la interacción con su entorno familiar. Además de convertirse en víctimas de ciberbullyng, sufrir la suplantación de identidad, grooming, por nombras algunos delitos.

Además como ya repasamos, si no se conocen los alcances de las redes, muchas personas se exponen al publicar información personal que los puede convertir en víctimas de otros delitos.

En definitva no está mal navegar en las redes sociales e interactuar con nuestros amigos o conocidos pero siempre sabiendo el alcance y conociendo las múltiples opciones que internet ofrece. Pero sobre todo es bueno navegar con precaución sabiendo que los peligros acechan del otro lado de la pantalla aunque no los veamos.

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