"Vivimos sobre un barril de pólvora", dice en voz baja el hombre mientras camina por la cortada República Dominicana, un pasaje de apenas 50 metros que cruza calle Urquiza, allá por el 4900. Habla casi susurrando y sólo después que se le asegura que no se publicará su nombre, casi como todos los vecinos de esa zona del barrio Empalme Graneros donde desde hace diez años funciona la fábrica Producciones Industriales.
En los últimos cuatro años, la empresa fue noticia tres veces. El 28 de junio de 2012 los diarios titularon "Voraz incendio en una colchonería de zona oeste" y las imágenes mostraban una densa columna de humo negro y llamas altísimas que superaban incluso la altura de los techos de las casas del barrio. El 10 de septiembre del año siguiente, la fotografía era similar pero las crónicas agregaban también la existencia de una víctima fatal, un empleado de la firma que quedó atrapado en el fuego. El 17 de abril del año pasado, la noticia fue "Tercer incendio de una fábrica de colchones en tres años".
Producciones Industriales SRL funciona en un galpón de unos 300 metros cuadrados, pegado a casas particulares de planta baja y pequeños jardines en la vereda. La fábrica tiene dos portones, uno por Republica Dominicana, otro por Cabrera. En ambas cortadas, los vecinos mantienen la misma costumbre. "Cada vez que sentimos olor feo, salimos y miramos el cielo porque sabemos que la fábrica puede incendiarse en cualquier momento", cuentan.
Algunos, que ya pasaron por tres ocasiones donde tuvieron que evacuar sus casas, incluso tienen preparado un pequeño bolso donde guardan documentos y algunas cositas de valor, siempre a mano por si hay que salir corriendo de golpe. "Esta fábrica trabaja con materiales muy inflamables y con tolueno (un químico contenido en la espuma de los colchones), una sustancia contaminante del agua y del aire", explica una mamá de varios niños y advierte que a solo dos cuadras y media del lugar hay un jardín de infantes, una escuela primaria y una secundaria.
Por eso, más de una vez, los vecinos juntaron firmas y presentaron notas en la Municipalidad y en el Concejo Municipal pidiendo que se considere la mudanza de la empresa. "En el centro de distrito Noroeste dejamos varias denuncias y nos presentamos en varias comisiones del Concejo, pero seguimos igual", cuentan.
Y algunos hasta aseguran que, hace algunos meses, la fábrica fue beneficiada con la cesión del uso de espacios públicos previstos para la apertura de nuevas calles.
Sin paz. Los más viejos del barrio recuerdan que la fábrica lleva más de diez años en el lugar. Fue la sucesora de una empresa que molía huesos para hacer fertilizantes y de una empresa constructora que utilizaba el galpón para acopiar materiales y guardar herramientas y máquinas. "Al principio tenían poca actividad, no molestaba, pero ahora el mal olor, el ruido y el tránsito resulta insoportable", advierten.
En la esquina de República Dominicana y Urquiza, las consecuencias del tránsito constante de camiones se notan claramente. Las cámaras de los desagües pluviales están completamente rotas y hundidas. La obra se inauguró en febrero pasado y fue una de los proyectos votados por los vecinos en el Presupuesto Participativo.
Con el pavimento de las calles pasa lo mismo. La pelea contra los baches es desigual y los arreglos duran muy poco. Para los vecinos no caben dudas de que la actividad de la fábrica resulta incompatible con la vida del barrio. "Podemos volar en cualquier momento —dicen—. Vivimos sobre un barril de pólvora".