No se trata de cualquier asteroide: es el famoso 2024 YR4, descubierto en diciembre del 2024 y cuya trayectoria se estudia por las posibilidades de que choque contra la Tierra, aunque parece ser que es más probable que impacte contra la Luna.
Las probabilidades actuales de que el asteroide impacte contra el satélite natural de la Tierra son del 4%. En caso de que esto ocurriera, la explosión del asteroide 2024 YR4 arrojaría millones de toneladas de rocas lunares hacia nuestro planeta, lo que supondría un grave riesgo para los satélites, pero produciría una lluvia de meteoros espectacular sin precedentes. "No hay mal que por bien no venga" dice un viejo refrán.
De impactar el famoso asteroidecontra la Luna, en principio, no habría consecuencias graves para la Tierra, salvo que los satélites se vean demasiado afectados.
Sin embargo, la Luna tendría un nuevo cráter de 1 kilómetro de diámetro aproximadamente. Nada, en comparación con otros que ya tiene el satélite natural de la Tierra.
Lo importante de este posible evento está en los millones de toneladas de escombros que serán lanzados hacia la Tierra tras el impacto, con posibles consecuencias para la seguridad de todo el sistema satelital e, indirectamente, por la lluvia de fragmentos (los más grandes) que, como meteoritos, podrían alcanzar la superficie terrestre sin ser completamente quemados por la atmósfera.
Días atrás, un equipo de científicos envió a una prestigiosa revista científica un artículo cuyo primer autor es Paul Wiegert, del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Western Ontario (Canadá). En este artículo se presentan los resultados de un interesante estudio. De todas maneras, el trabajo aún se encuentra en fase de revisión por pares (revisión por expertos) y, por lo tanto, aún no ha sido aceptado para su publicación.
No obstante, este estudio, basado en simulaciones, considera las posibles consecuencias del impacto del asteroide 2024 YR4 con la Luna, previsto para el 22 de diciembre de 2032, con una probabilidad estimada actualmente en un 4%.
Las posibles consecuencias del choque del asteroide mucho dependen de cómo se produzca este impacto, a qué velocidad, en qué ángulo, en qué punto de la Luna y en qué posición con respecto a la Tierra.
Se sabe que el asteroide 2024 YR4 tiene un diámetro de unos 60 metros, similar al que explotó en los cielos de Tunguska, Siberia, en 1908.
El impacto del asteroide, previsto a una velocidad de 13 km/s, debería liberar una energía equivalente a la producida por 6.500 kg de TNT, producir un cráter de 1 km de diámetro y lanzar millones de toneladas de rocas lunares al espacio, a una velocidad suficiente para escapar de la Luna, en forma de escombros de diversos tamaños.
El 10% de esos escombros podría ser atraído por la gravedad terrestre. Luego, podrían entrar en órbita alrededor de la Tierra o caer sobre ella.
Hay eventos similares que preceden el posible impacto. A lo largo de los años, se han descubierto meteoritos de origen marciano en la Tierra: son fragmentos de roca marciana que, tras violentos impactos de asteroides contra Marte, fueron lanzados al espacio y posteriormente capturados por la Tierra.
Hay que tener en cuenta que la aceleración de la gravedad en la superficie lunar es seis veces menor que la de la Tierra. Esto significa que para escapar de la atracción gravitatoria de la Luna, basta con una fuerza seis veces menor. Esta circunstancia facilita la salida de escombros de la Luna en caso de impacto.
El número de escombros que impactaría la Tierra equivaldría a la cantidad de escombros que, al vagar por el sistema solar, son capturados regularmente por nuestro planeta en promedio cada 10 años. En este caso, la captura se produciría pocas horas después del impacto.
La cantidad de escombros mayor a una décima de milímetro sería enorme, lo que representa el umbral por encima del cual el fragmento de roca puede dañar un satélite artificial. Estos escombros, una vez que entran en órbitas bajas (por ejemplo, las órbitas de los satélites de la constelación Starlink de SpaceX), podrían poner en grave peligro la integridad física de los satélites, incluso durante décadas.
De 410 simulaciones de impacto, la probabilidad de que el 10% de los fragmentos alcance la Tierra es significativamente alta. Pero la fracción de escombros que, atraídos por la Tierra, atravesaría su atmósfera es igualmente grande. En este caso, durante unas horas después del impacto, presenciaríamos"la madre de todas las lluvias de meteoros".
Una lluvia de meteoros es cuando la Tierra, en su órbita alrededor del Sol, atraviesa una zona rica en polvo. Los granos de polvo, al atravesar la atmósfera terrestre, se queman (debido a la fricción con el aire) y se desintegran, produciendo un efecto conocido impropiamente como "estrella fugaz".
La noticia que trae alivio es que los fragmentos, que miden entre decenas de centímetros y un metro deberían ser escasos y, por lo tanto, no se espera que caigan a la superficie terrestre.