Tras más de cinco décadas en el espacio, la caída del Kosmos 482 resulta de un fracaso técnico inicial. Este ingenio formaba parte del programa Venera, responsable de obtener datos invaluables sobre la superficie venusiana. Su nave gemela, Venera 8, logró descender exitosamente y transmitir información durante 50 minutos antes de sucumbir ante las extremas condiciones del planeta.
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Este satélite soviético puede caer en la Tierra en cualquier momento.
Problemas técnicos en la etapa superior del cohete Soyuz frustraron la misión original del Kosmos 482. Satélites como este quedaron atrapados en órbitas elípticas alrededor de la Tierra que se degradan lentamente con el tiempo. El cuerpo principal reingresó a la atmósfera en mayo de 1981, mientras el módulo de descenso continuó su travesía orbital.
Actualmente, la trayectoria del satélite abarca una extensa área geográfica. "Con una inclinación orbital de 52 grados, el módulo de descenso de Kosmos 482 podría caer en cualquier lugar entre los 52 grados de latitud norte y los 52 grados sur", explica Langbroek. Esta zona incluye gran parte de Europa meridional y central, Asia, las Américas, África completa y Australia.
Vigilancia desde la Tierra
Gracias a la astronomía moderna, científicos rastrean con precisión estos objetos potencialmente peligrosos. Telescopios avanzados y sistemas de seguimiento de satélites continúan observando el descenso del módulo para calcular con mayor exactitud el punto de reingreso descontrolado.
Expertos comparan el riesgo de impacto al de un meteorito común. Probabilidades estadísticas sugieren una caída en alguno de los océanos terrestres, similar a lo ocurrido con la misión fallida Phobos-Grunt Venus el 15 de enero de 2011.
Durante la carrera espacial, la agencia rusa creó el programa Venera para recopilar información sobre las condiciones extremas de Venus. Los aparatos debían soportar temperaturas superiores a 450 grados centígrados y presiones atmosféricas 90 veces mayores que las terrestres.