En la mayoría de las casas hay lapiceras que ya no escriben, están secas, rotas o simplemente olvidadas. Pero lo que para algunos es basura, en realidad puede convertirse en un verdadero tesoro. Estas lapiceras pueden reutilizarse de forma creativa y práctica, aportando soluciones útiles para el hogar y evitando que terminen contaminando el ambiente.
Las lapiceras son esos fieles compañeros de la infancia, del arte o del estudio, y que suelen terminar con la tinta explotada, gastadas o rotas. Pero no pierdas tiempo guardándolas o tirándolas a la basura, pues el reciclaje permite darles una segunda vida mediante técnicas fáciles y caseras. La idea es simple: reutilizar para crear algo nuevo, funcional y estéticamente atractivo.
Las lapiceras están hechas con materiales como plástico duro, goma, metal o resortes, que pueden reciclarse o transformarse en objetos funcionales. Gracias a su estructura, muchas de ellas se convierten en elementos ideales para manualidades, organizadores, juguetes, adornos o incluso herramientas útiles.
Además, al reutilizarlas estamos evitando desechar plásticos que pueden tardar cientos de años en degradarse, colaborando así con el cuidado del planeta.
Una de las formas más prácticas y sencillas de reutilizar lapiceras es convertirlas en un organizador de cables para auriculares, cargadores o USB. Este truco del reciclaje es ideal para evitar que se enreden y tenerlos siempre ordenados en el cajón o mochila.
El primer paso es vaciar las lapiceras, para ello tendrás que abrirlas y retirar el cartucho de tinta, el resorte y cualquier parte metálica o rota. Ahora, con una tijera o cúter, corta los tubos plásticos de forma que queden dos mitades iguales o tramos de unos 7 a 10 cm.
Pega dos tubos paralelos entre sí, dejando un pequeño espacio en el centro (como si fuera una pinza doble). También podés usar una sola lapicera si tiene cuerpo grueso y flexible.
Por último enrolla el cable sobre sí mismo y sujétalo entre los tubos. Si querés, podés añadir un elástico o broche para mayor seguridad.
Este práctico organizador se puede llevar en la mochila, dejar en el cajón o incluso pegar en una pared o escritorio. Además, puedes usar esas lapiceras que ya no usas y crear: