Salud mental

Por las adicciones a las pantallas y al juego ya internan chicos desde los 13 años

Una residencia asistida de salud mental recibe chicos que deben desintoxicarse. Qué estrategias pueden poner en práctica las familias para evitar adicciones

Antes de zambullirse en la parte más honda de las adicciones a las pantallas y al juego online, Agustín (13) era un chico como cualquier otro: le gustaba juntarse con sus amigos, jugar al fútbol y también a la play, pero se desenvolvía perfectamente en la escuela y hacía sus actividades diarias sin problemas.

Sin embargo, ese mar sin fondo que es internet -y en el que todos estamos de alguna manera inmersos- lo fue llevando hacia situaciones más oscuras, hasta convertirlo en un adicto primero a la tecnología y después al juego online.

Comenzó jugando dinero con las cuentas de sus padres, hasta que un día, de visita en la casa de un amigo, usó la tarjeta de crédito del padre del chico y allí todo desbordó. Agustín terminó internado, realizando un tratamiento de desintoxicación a la tecnología, como deben realizarse por consumo de otras sustancias.

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La adicción a la tecnología aparece primero y después al juego online.

La adicción a la tecnología aparece primero y después al juego online.

Es difícil asumir que un chico de esa edad es un adicto. Ese es el salto que muchas familias no pueden o no saben como dar. Porque aceptarlo los confronta con su propio fracaso. Pero es la única manera de empezar a curarse.

De hecho, el psiquiatra Pablo Murcia, director de Casa Habra (un centro asistencial de San Martín, donde se internan chicos a partir de los 13 años, y muchos de ellos son adictos a la tecnología y a las apuestas online) explicó que a esta edad, la patología se trabaja a nivel familiar y generalmente, un pre adolescente se interna junto a un adulto -padre o madre- que lo acompañe a superar una etapa muy dura.

El caso de Agustín, que comenzó con un comportamiento aparentemente inofensivo, se convirtió en un llamado de alerta para profesionales de la salud y la educación: la tecnología, aunque parte de la vida cotidiana de los niños y adolescentes, puede derivar en problemas graves si no se acompaña y regula.

La adicción a las pantallas: un fenómeno que se manifiesta temprano

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La adicción a las apuestas online no aparece de la nada: primero aparece un consumo problemático de tecnología, que parece no tener fondo.

La adicción a las apuestas online no aparece de la nada: primero aparece un consumo problemático de tecnología, que parece no tener fondo.

Según el psiquiatra, los consumos problemáticos no aparecen de manera repentina. “Se trata de un proceso gradual”, explica. Entre los indicadores que alertan a los adultos se encuentran la pérdida de rendimiento escolar, cambios drásticos en la rutina, aislamiento social y alteraciones del sueño. En niños como Agustín, la tecnología se convierte en la principal fuente de placer, desplazando otras actividades y vínculos.

Murcia subraya que no todos los menores que pasan muchas horas frente a una pantalla desarrollan un consumo problemático. La vulnerabilidad individual, factores familiares y contextos sociales son determinantes. La pandemia de COVID-19 también dejó su huella: la interacción virtual se instaló como modo principal de contacto, reforzando hábitos que en algunos casos derivaron en problemas de adicción o desregulación del uso.

El especialista enfatiza que la atención temprana es clave. “Cuanto antes se identifiquen los signos, más eficaz es la intervención”, asegura. Por eso, la colaboración entre familia, escuela y profesionales de salud mental resulta fundamental para prevenir complicaciones mayores y evitar internaciones prolongadas.

Qué estrategias preventivas puede proponer la escuela

Casa Habra
En Casa Habra, la residencia de salud mental asistida que se ubica en la Ruta 50 (San Martín) se acompaña a los y las adolescentes en tratamientos para superar problemáticas como adicciones o trastornos de la conducta alimentaria.

En Casa Habra, la residencia de salud mental asistida que se ubica en la Ruta 50 (San Martín) se acompaña a los y las adolescentes en tratamientos para superar problemáticas como adicciones o trastornos de la conducta alimentaria.

A la par del abordaje médico, la Dirección General de Escuelas (DGE) de Mendoza ha comenzado a implementar estrategias de prevención en las escuelas. Carina Gannam, directora de Acompañamiento Escolar (DAES), explica que el objetivo no es demonizar la tecnología, sino humanizar los vínculos y enseñar a los niños y adolescentes a equilibrar su uso con la vida cotidiana.

Gannam detalla que el consumo problemático se puede detectar a través de señales de alerta: bajo rendimiento académico, aislamiento social, alteraciones del sueño y pérdida de interés en otras actividades. La DAES trabaja capacitando docentes y personal escolar para identificar estos signos y ofrecer contención temprana. Además, cada escuela cuenta con profesionales de salud mental, como psicólogos, que reciben a los estudiantes en espacios accesibles y de confianza.

La funcionaria también destaca la vinculación con la Educación Sexual Integral (ESI) como herramienta preventiva. “Trabajamos valores como empatía, respeto y convivencia, que son antídotos contra el aislamiento y la agresión que pueden surgir en entornos digitales”, señala. La estrategia incluye abordar problemáticas conexas, como el grooming y otras formas de riesgo online, enseñando a los chicos a reconocerlas y a pedir ayuda sin sentir vergüenza.

Factores que potencian el consumo problemático de las pantallas

Ambos especialistas coinciden en que el consumo problemático no se explica solo por el atractivo de las pantallas. Murcia menciona factores personales, como baja autoestima o tendencias a la depresión; familiares, cuando no hay contención o se naturalizan ciertos hábitos; y sociales, como la falta de alternativas recreativas atractivas. La funcionaria de la DGE aporta una visión similar: un estudio sobre apuestas online mostró que muchos estudiantes recurren a estas actividades por aburrimiento y falta de opciones para ocupar su tiempo libre.

Este panorama evidencia que el consumo problemático es un síntoma de un entramado más amplio y complejo, que combina vulnerabilidades individuales, dinámicas familiares y contextos sociales que, de manera inadvertida, facilitan el aislamiento y la dependencia de la tecnología.

Un llamado a la acción conjunta para evitar la adicción

Gannam y Murcia coinciden en un punto clave: no existen soluciones mágicas. La prevención de las adicciones requiere creatividad, atención constante y compromiso de adultos responsables. Los padres y docentes deben ofrecer alternativas reales y atractivas, desde deportes y actividades artísticas hasta espacios de socialización y juego presencial.

Finalmente, ambos enfatizan la importancia de la coordinación entre salud y educación. La historia de Agustín, que pudo recibir apoyo a tiempo, subraya que los casos extremos se pueden prevenir si se actúa de manera integral, con escucha, contención y seguimiento constante. La intervención temprana no solo protege a los menores, sino que también ayuda a construir hábitos saludables y vínculos equilibrados en un mundo cada vez más digital.