Historias

María Gómez, la esposa del gendarme detenido en Venezuela hace más de 200 días: "Mi vida está en pausa"

El gendarme argentino Nahuel Gallo lleva 200 días detenido sin causa ni presentación ante un tribunal en Venezuela. Su esposa habló con Diario UNO

A veces, María Alexandra Gómez siente que su vida se congeló. Dice que el tiempo corre para todos menos para ella. Desde el 11 de diciembre de 2023, su calendario, asegura, es sólo un número que crece: los días sin Nahuel (con quien vivió en Mendoza) son más de 200. Más de doscientos días desde que su esposo, el gendarme argentino Nahuel Gallo, fue detenido arbitrariamente en Venezuela y desaparecido en el sistema penitenciario, sin causa penal ni registro judicial alguno.

“Mi vida está en pausa”, dice ella en diálogo con Diario UNO desde Buenos Aires, donde logró regresar con su pequeño hijo, Víctor, luego de meses desesperados en Caracas buscando a su marido entre cárceles, tribunales y oficinas del estado venezolano.

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Nahuel y su hijo Víctor. Su mujer denuncia desaparición forzada.

Nahuel y su hijo Víctor. Su mujer denuncia desaparición forzada.

“Tengo una herida en el corazón que nunca imaginé que iba a tener. Si me preguntás qué pasa con Nahuel, a mí también me gustaría saberlo”, acota.

Nahuel Gallo nunca fue presentado a un tribunal

El caso de Nahuel Gallo es el de muchos. Fue detenido sin orden judicial, nunca fue presentado ante un tribunal ni tuvo oportunidad de ejercer su defensa. No figura en ningún registro legal. No tiene una causa abierta. Oficialmente, no existe. Pero su esposa lo busca de todos modos.

“He buscado respuestas y no me las han dado. Por eso llevamos el caso a la Corte Penal Internacional y a distintos organismos internacionales. Lo que puedo decir es lo que hemos denunciado: una desaparición forzada”, afirma.

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Nahuel Gallo y su esposa María. Fue antes del nacimiento de Víctor.

Nahuel Gallo y su esposa María. Fue antes del nacimiento de Víctor.

Durante más de tres meses, María Alexandra vivió en Caracas, adonde se trasladó desde Puerto La Cruz junto a su madre y su hijo. “Hicimos todo lo que estuvo a nuestro alcance. Recorrimos cárceles, fuimos al Ministerio Público, a la Fiscalía. Me entrevisté cuatro veces con el fiscal general de la República, Tarek William Saab”, relata. En cada reunión, entregó documentación que acredita la inocencia de Nahuel. Pero, en sus palabras, “nunca hubo una respuesta”.

En Venezuela, dice, no hay estado de derecho. “Te dicen que Nahuel no está, cuando sabemos que sí está. Pero todo se niega, todo se oculta”, relata.

Una pista extraoficial sobre Nahuel Gallo en medio de la oscuridad

Lo poco que sabe sobre Nahuel lo supo gracias a un testimonio confidencial: una persona extranjera que estuvo presa en el Rodeo I, el penal donde se sospecha que se encuentra Gallo, y que fue liberada hace unas semanas.

“Él estuvo con Nahuel aproximadamente cuatro meses. Me dijo que está sano, fuerte, que es consciente de que su situación es parte de un conflicto político más grande. Pero sigue sin tener contacto con su familia, sin acceso a un abogado privado, sin derechos humanos básicos”, cuenta.

Ni María Alexandra ni su familia en Catamarca han podido hablar con Nahuel desde el día de su detención. El gobierno venezolano no volvió a dar declaraciones desde el 2 de enero, cuando se difundieron unas fotos suyas bajo custodia.

“Cada sábado íbamos al Rodeo I con abogados, y nos decían que Nahuel no estaba. Es absurdo. Todo indica que está allí, pero oficialmente lo siguen negando. Es una desaparición forzada”, insiste.

“Mi hijo sabe que algo pasa, aunque no pregunta por su papá”

En medio del dolor, está Víctor, el hijo de ambos. Un niño pequeño que aún no formula preguntas, pero que percibe. “Gracias a Dios todavía no me pregunta por su papá. Pero sabe que algo no está bien. Sabe que mamá está triste, que hay preocupación”, dice ella.

Durante meses, Víctor acompañó a su madre a todas partes: cárceles, fiscalías, marchas. “No tenía con quién dejarlo. Estuvo en un ambiente lleno de adultos hablando de cosas que no eran felices. Por eso agradezco que ahora pueda ir a un jardín, que tenga un espacio de niños. Es lo que él necesita”, sostiene.

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La familia se radicó en Luján de Cuyo. María decidió partir a Venezuela. Cuando él fue a su encuentro, lo detuvieron sin causa.

La familia se radicó en Luján de Cuyo. María decidió partir a Venezuela. Cuando él fue a su encuentro, lo detuvieron sin causa.

María Alexandra muestra fotos, videos, le pone grabaciones de la voz de su papá. “Quiero que Víctor sienta que Nahuel está presente, que no lo olvide ni un segundo. Que sepa quién es su papá y cuánto lo amamos”, reflexiona.

El regreso a Argentina y una red de contención para la esposa de Nahuel

La situación en Venezuela se volvió insostenible. María Alexandra decidió volver a Buenos Aires por la seguridad de su hijo. Allí, asegura, encontró apoyo.

“El Ministerio de Seguridad, Gendarmería, mis familiares… todos están pendientes de Víctor. Se preocuparon por su bienestar, por conseguir una vivienda, por darnos contención. Y yo trato de ocupar mi mente en lo que soy: periodista. Algunos amigos me ayudan con trabajos, colaboraciones. Eso también me salva”, cuenta.

Sabe que necesita sostenerse emocionalmente. No por ella, sino por su hijo. “Me despierto cada día por Víctor. Él es mi motor. Y sé que Nahuel está esperando que sigamos en pie”, dice.

Una lucha sin descanso por Nahuel Gallo

Desde el primer día, María Alexandra no paró. Denunció en redes, escribió a medios, tocó puertas, pidió ayuda diplomática. “Usé todo lo que tenía a mi alcance para visibilizar el caso. Para que el mundo no se olvide de Nahuel, para que sepan que no volvió porque no lo dejan volver. Porque lo tienen preso sin causa”, señala.

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La familia Gallo en momentos de felicidad.

La familia Gallo en momentos de felicidad.

Lo que más la sostiene es la fe. “Creo que Dios nos va a dar la victoria. Siempre digo: el que agradece, merece. Y creo que por todo lo que hemos hecho, merecemos volver a abrazarnos como familia”.

Con cada aniversario –se cumplieron hace poco 200 días– se reactiva el dolor. Pero también la esperanza, asegura ella.

“Cuando me deprimo, pienso en la cantidad de gente que ora por nosotros, que nos acompaña desde lejos. Nahuel no está solo. Hay un rayito de luz que siempre aparece. Y yo voy a seguir hasta que él vuelva a casa”.

La herida por Nahuel de una ausencia que no se explica

La vida de María Alexandra hoy es una sala de espera sin reloj. Está suspendida entre trámites y recuerdos, sin respuestas del país que la vio nacer ni certezas del país donde su hijo está creciendo.

“No dejo de soñar con ese abrazo que nos robaron. Hasta que Nahuel no esté libre, mi vida no va a ser vida”, confiesa.

Más de doscientos días después, lo único que pide es lo que corresponde por derecho: que su esposo sea presentado ante un juez, que pueda ejercer su defensa, que se respete su humanidad.