El abecedario español es fundamental porque es la base para aprender a leer y escribir, permitiendo la comunicación escrita y la comprensión del lenguaje. Este esta conformado por 27 letras pero una resalta en particular por ser la que otros idioma no poseen.
La letra “ñ” es emblema del español. Esta letra no entró en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) hasta 1803. Sin embargo, origen de esta letra es genuinamente española y se remonta casi 1.000 años atrás. Sin esta palabra no podría nombrarse palabras como niño, año, montaña, baño, enseñar...
En la Edad Media, los copistas y escribanos se encontraron con un nuevo sonido para el que no existía una letra, por lo que lo transcribían atendiendo a la etimología latina como “ni+vocal”, “gn” o “nn”. Para ahorrar tiempo, y, sobre todo, papel y tinta, era muy frecuente el uso de abreviaturas. La “nn” se abreviaba con una “n” con una virgulilla (la famosa línea) encima. Pero lo interesante de esta historia viene a continuación.
Alfonso X El Sabio, rey de Castilla en el siglo XIII, fue un defensor de la lengua castellana y jugó un papel crucial en la codificación de la Ñ. Bajo su reinado, se llevaron a cabo reformas ortográficas que promovieron el uso de la Ñ como la representación preferida para ciertos sonidos nasales palatales.
Según explica La Escuela de Español la combinación de "NN", "MN" y "GN" en palabras latinas se transformó en el sonido nasal palatal que caracteriza a la Ñ. Pero el español no es el único idioma que utiliza la ñ. También existen otras variantes que la incluyen en su abecedario de otras lenguas oficiales de España, como el gallego, el asturiano o el euskera, además del mapuche, el quechua, el kiliwa (estos tres últimos, en América Latina), el bretón, las lenguas nilo-saharianas, el tagalo filipino o el tártaro de Crimea.