La estación de metro de Toledo, situada en Nápoles, Italia, destaca por su arquitectura impresionante. Fue una de las terminales napolitanas que se sometieron a remodelaciones a principios de los 2000, por cortesía de arquitectos de renombre internacional.
La estación fue diseñada por el arquitecto español Oscar Tusquets, quien se inspiró en elementos como el agua, la tierra y la luz. Se estrenó en 2012 y cuenta con un despliegue impresionante de mosaicos.
La estación de metro que se encuentra en la entrada a los barrios españoles, Quartieri Spagnoli, tiene la salida Montecalvario. En las profundidades los viajeros encuentran un paisaje marino compuesto por miles de mosaicos de Bisazza que revisten las paredes en una degradación de azules.
El diseño que tiene autoría del arquitecto Oscar Tusquets, lo ideó como una representación del movimiento del mar, con el que dieron las excavaciones al perforar la tierra. Y que, además, queda perfectamente integrado con los restos de una muralla del periodo aragonés que también fueron encontrados en las entrañas.
En la segunda entrada del metro, Engiadina, se encuentra un gigantesco panel de cerámica de Francesco Clemente, y pocos pasos más adelante la colorida obra El Vuelo, del matrimonio formado por Ilya y Emilia Kabakov.
En esta obra artística en el metro, también aparece una serie de Shirin Neshat con fotografías de Luciano Romano, que lleva por título una curiosa sentencia: El teatro es vida. La vida es teatro. No preguntes dónde se ha ido el amor. Y en un largo pasillo, mientras se salva la distancia sobre una pasarela mecánica, el viajero se entretiene con los múltiples rostros de Oliviero Toscani en su pieza Razza Humana. Dicen que son rostros de la gente corriente napolitana.