Muchos creemos que el problema de goteras y posterior humedad en el techo puede llegar a su fin simplemente aplicando un impermeabilizante. Sin embargo, viejos albañiles recomiendan hacer algo previamente para mejorar los resultados y ponerle freno a las filtraciones generadas por las constantes lluvias. A continuación, el truco de especialistas.
El truco de viejos albañiles para impermeabilizar el techo.
Adiós humedad: cómo impermeabilizar el techo, según viejos albañiles
Tal como te contamos anteriormente, el otoño es el momento ideal para impermeabilizar el techo. La explicación radica en que durante esta temporada no hay riesgos de lluvia, por lo que podremos trabajar sobre la superficie sin riesgo alguno y prepararla para el verano, una época en donde generalmente llueve a diario.
Aclarado esto, el truco fundamental para realizar con éxito esta tarea pasará por el uso de un sellador impermeabilizante, justamente antes de aplicar el protector principal sobre el techo. Según cuentan especialistas en el tema, este sellador nos permitirá sellar grietas y porosidades de la superficie, mejorando la adherencia del impermeabilizante, además de prolongar su duración por más años.
En concreto, un sellador de estas características actuará como una barrera adicional contra la humedad, evitando que el agua de lluvia se filtre a través de pequeñas fisuras en el techo.
Para impermeabilizar el techo correctamente, los especialistas aconsejan, en primera instancia, limpiar la superficie, eliminando polvo, suciedad y residuos. A continuación, reparar grietas y fisuras para luego aplicar una capa de sellador impermeabilizante. Se deberá dejar secar y luego sí aplicar el impermeabilizante. Dejar secar 48 horas y luego aplicar una segunda capa del producto. Durante el secado, evita pisar la superficie.
De esta forma, le pondrás fin a las filtraciones del techo y te asegurarás erradicar la humedad gracias a este truco previo a aplicar el impermeabilizante. En la misma línea, los profesionales recomiendan repetir este trabajo cada 3 a5 años (dependiendo las indicaciones del fabricante), ya que después de ese tiempo el producto comienza a agrietarse y el agua podría ingresar hacia el interior de la vivienda.