El lago Titicaca es considerado la cuna de la civilización inca. Según la mitología, de sus aguas surgieron Manco Cápac y Mama Ocllo, enviados por el dios Sol para fundar el Imperio Inca. Este valor histórico lo convierte en un destino cultural imprescindible.
En cuanto a biodiversidad, el lago es hogar de especies únicas de América del Sur, como la rana gigante del Titicaca (Telmatobius culeus), que respira a través de la piel, y el pez karachi, importante para la dieta local. Sin embargo, muchas de estas especies están en peligro debido a la contaminación y el cambio climático.
Además, las islas flotantes de los Uros, hechas completamente de totora, son un símbolo de la relación armónica entre el ser humano y la naturaleza. Estas islas son habitadas por comunidades que mantienen tradiciones ancestrales, como la pesca y la construcción de balsas.
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América del Sur: el lago Titicaca
El lago es un importante destino turístico, con puntos de acceso en Puno, Perú, y Copacabana, Bolivia. Los visitantes pueden recorrer las islas flotantes y otras como Taquile y Amantaní, donde se practica el turismo vivencial, permitiendo a los turistas conocer de cerca las costumbres locales.
Sin embargo, el Titicaca enfrenta serios problemas ambientales. La contaminación por desechos urbanos y agrícolas, así como la disminución de sus niveles de agua debido al cambio climático, amenazan su delicado ecosistema. Los gobiernos de Perú y Bolivia han iniciado esfuerzos conjuntos para mitigar estos problemas, como proyectos de tratamiento de aguas residuales y programas de reforestación en sus alrededores.