El "orgullo total" de Javier Milei
Cuando tuvo lugar el triunfo del equipo argentino, el propio Milei había celebrado con un mensaje breve y directo en sus redes sociales, donde escribió “Orgullo total”.
Asistieron a la reunión junto al alvearense Martínez: Thomas Agustín Marthi (Mecánica), Micaela Soledad Perillo (Informática), Ezequiel Bolzicco (Mecánica), Santiago Bolzicco (Industrial), Rafael Dalzotto (Electrónica), Daniela Agustina Maradei Lavalle (Mecánica), Federico Agustín Pilotto (Mecánica), Santino Agosti (Ingeniería Electrónica), Emanuel Albornoz (Ingeniería Electrónica) y Lautaro Capasso.
Ese grupo obtuvo el primer lugar en el concurso a raíz de la presentación del diseño y lanzamiento de un satélite en miniatura, que tenía el tamaño de una lata de gaseosa y que cumplió con éxito una misión simulada.
Javier Milei con estudiantes, incluido el alvearense Martínez
Javier Milei y Manuel Adorni con los estudiantes que ganaron un concurso de la NASA,
"Es un honor representar al país"
“Para nosotros, poder representar a la Argentina en una competencia de estas características es un honor y un orgullo gigante. Queremos demostrar que el talento argentino y tecnológico va más allá, que podemos competir contra otras grandes potencias como China, Estados Unidos, Japón o Alemania y hacer una buena performance”, contaba Agustín, todavía emocionado, a Diario UNO poco después de la consagración.
La CanSat fue una competencia internacional que simuló una misión aeroespacial real, pero a pequeña escala. Los equipos debieron diseñar, construir y lanzar un satélite del tamaño de una lata de gaseosa. Sí, tan chico como una Coca, pero cargado de tecnología, precisión y exigencia.
“El desafío consistía en desarrollar un picosatélite que cumpliera con los requisitos de la competencia. Entre los puntos más destacados estuvo el desarrollo de un sistema de autogiro para un descenso controlado, un sistema de telemetría que transmitiera datos en tiempo real, y una cámara que registrara todo el trayecto desde el aire”, explicaba Agustín a la periodista de UNO Cecilia Corradetti.
La competencia no fue sólo armar un aparato que volara. El equipo debió atravesar todas las etapas de un verdadero proyecto aeroespacial: diseño conceptual, fabricación de prototipos, integración, pruebas, vuelo, análisis de datos y presentación de resultados. Nada quedó librado al azar.