El primer paso consistirá en colocar la sal en el vaso. Luego, será momento de añadir agua al recipiente, evitando que llegue al borde del vaso. A continuación, dejar reposar durante una hora. Transcurrido el tiempo, será turno de lavarnos las manos con la preparación, repitiendo esta frase: "La sal es protectora y ella me ayudará a que la abundancia y el dinero jamás falten en mi vida".
Quienes practican el Feng Shui recomiendan reiterar la frase varias veces, con mucha intención y fe, al mismo tiempo que nos refregamos las manos con la mezcla de sal y agua. En este sentido, para mejores resultados, la filosofía asiática recomienda hacer el ritual sobre el jardín, para que el agua vuelva a la tierra.
Posteriormente habrá que secar las manos aplaudiendo, es decir, haciendo ruido. De esta forma, imitamos el sonido y las vibraciones de las campanas, elementos sagrados para el Feng Shui. Si secamos las manos con una toalla o papel de cocina, el ritual quedará obsoleto.
Para evitar perder la energía del dinero, el Feng Shui recomienda colocar un recipiente con sal en la esquina de la riqueza (ala sureste de la casa). Esto potenciará los deseos y evitará que las monedas y los billetes “se escurran” de nuestras manos.