En esta nota te enseñaremos a conservar las frutillas frescas y sabrosas en la heladera durante todo el año y sin la necesidad de congelarlas.
Frutillas en conserva
Guardar las frutillas en conserva es una de las mejores opciones para guardar no solo su color rojo vibrante, sino también su textura jugosa. Además, de esta forma podemos disfrutar de todas sus vitaminas y minerales.
La página web de El Gourmet asegura que gracias a esta técnica podemos asegurarnos el suministro constante de esta fruta.
El primer paso es lavar minuciosamente de un lote de 1 kg de frutillas. Luego, junta botellas limpias de medio litro con tapas seguras, puedes usar de vidrio o de plástico. Cubre las frutillas con azúcar blanca y déjalas reposar un momento. Posteriormente, envasa con cuidado la fruta en las botellas, cerrando el envase herméticamente.
Guarde estas botellas en la heladera y podrás abrirlas cada vez que tengas antojos de esta fruta. Este método garantiza que las frutillas estén disponibles cuando sea necesario. El azúcar actúa como conservante, manteniendo la calidad de la fruta incluso después de descongelarla.
Otra gran opción es lavar bien las frutillas, cortarlas en rodajas finas, cocinarlas en una olla con agua hasta que se disuelvan y queden hechas puré. Añade una pizca de azúcar y mezcla bien.
Después de aproximadamente 60 minutos de cocción a fuego lento, el puré o dulce de frutilla estará listo para enfriar. De manera similar al método anterior, llena varias botellas de plástico con este puré y guárdalas en la heladera. Esto preserva el sabor y la consistencia del puré, ideal para batidos o como base para postres tradicionales.