En la cotidianeidad del hogar, uno de los problemas más graves es la presencia de distintos insectos que suelen generar incomodidad, aunque muchas personas no saben que no todos deben ser eliminados.
En muchos casos, la presencia de estas especies es beneficiosa para tu salud, siendo aliados naturales para mantener el equilibrado el ambiente y controlar algunas plagas que pueden interrumpir con el ecosistema doméstico.
Los insectos que no debes matar en caso de que aparezcan en tu casa
Si logras convivir de forma armoniosa con las siguientes especies inofensivas, podrás encontrar múltiples beneficios para tu salud y la de tu familia:
- Hormigas pequeñas: ayudan a limpiar restos de comida o insectos muertos, evitando la aparición de otras plagas.
- Grillos: descomponen materia orgánica y son comida para otros depredadores naturales.
- Libélulas: reducen la población de mosquitos y otros insectos voladores que pueden transmitir enfermedades.
- Avispas: eliminan insectos como pulgones y orugas, evitando que proliferen en tus plantas.
- Milpiés o ciempiés: dedican a descomponer materia orgánica, como hojas o madera, favoreciendo el crecimiento de las plantas.
- Arañas no venenosas: controlan distintas poblaciones de insectos que sí pueden ser portadores de enfermedades o causar daño.
- Mariquitas: mantienen a las plantas libres de plagas.
- Abejas: mantienen la biodiversidad necesaria para que existan frutas, hortalizas y plantas que consumimos.
Si identificas un insecto desconocido o sospechas que podría ser peligroso, investiga antes de tomar acción. Muchos de estos aliados naturales permiten un entorno más saludable, favoreciendo tu salud y la de tu familia.
Cuál es la plaga más dañina del mundo
Si bien muchos le atribuyen este título a las termitas, hay que decir que la langosta del desierto es considerada la plaga migratoria más dañina del mundo. Su voracidad y capacidad de reproducción exponencial la convierten en una amenaza para los cultivos y la vegetación, causando pérdidas significativas en áreas extensas.
Afortunadamente, esta plaga se encuentra presente fundamentalmente en zonas áridas y semiáridas del este y norte de África, la Península Arábiga y el suroeste de Asia.




