Son pastores o simples líderes evangélicos que decidieron trasladar sus atriles, influencias y militancia a la política. Si bien en Mendoza las iglesias evangélicas sólo tienen en ejercicio un senador y un concejal en el Este, ambos integrantes del partido Masfe, en las últimas PASO varios pastores nutrieron las listas del Partido Federal, algunos incluso se colaron en las propuestas de partidos mayoritarios y su avance en la política local es imparable.

En el país estos credos movilizan a 9 millones de personas, y se cree que en la provincia unas 1.000 iglesias atraen al 20% de la población, es decir más de 350.000 mendocinos, una cifra más que tentadora para los ávidos partidos políticos que todo el tiempo buscan sumar adeptos y cerrar alianzas. Tal es el avance de los evangélicos en la política provincial, que hoy además del partido propio planean crear una agrupación política universitaria que sea semillero de candidatos que levanten dos banderas claves: no al aborto y no a la ideología de género.

Hoy éstas iglesias cuentan hasta con gabinetes de asistencia psicológica y de tratamiento de adicciones y terminan conteniendo a sectores vulnerables de la sociedad y dando respuestas más ágiles que las que pueda dar el Estado.

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El pastor Héctor Bonarrico llegó a la legislatura en el 2017 como senador del Partido Intransigente, pero antes de eso intentó ser senador nacional por el partido Demócrata Cristiano en el 2001, aspiró a ser gobernador en el 2003 por el Partido Blanco y en el 2007 pretendió llegar al sillón del gobernador con Unión Popular. Su movilidad política es tal que tiempo antes de que Omar De Marchi definiera quién iba a ser su compañera de fórmula, el entorno de Bonarrico hizo circular una foto de una reunión juntos sugiriendo alguna alianza que finalmente no fue.

Una vez que accedió al cargo, hace dos años aliado a Protectora, no tardó en desmarcarse del partido y fundó el Movimiento de Acción Social Federal (Masfe) que ya tiene representación en 13 provincias. De su mano también desembarcó en el Concejo Deliberante de San Martín el pastor Horacio Rodríguez.

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A ambos se les critica que hábilmente ambos se corrieron del lugar de oposición para el que habían sido votados y se acercaron a los oficialismos. A Bonarrico los mismos ex compañeros de Protectora le recriminan no sólo que acompañe cuanto proyecto presenta el radicalismo, sino "que haya contribuido a desbalancear las fuerzas políticas. Lo de él fue una estafa al votante, porque lo votaron para que fuese oposición y así la Cámara de Senadores quedaba equilibrada con 19 oficialistas y 19 opositores, pero con su giro ni siquiera es necesario que la vicegobernadora vote, él avala todo lo que presenta el gobierno", se quejó el senador de Protectora, Marcelo Romano.

La cercanía de Bonarrico con el Gobierno no sólo se palpa en la vecindad de sus oficinas, sino también en el hecho de haber sido nombrado vicepresidente de la Cámara de Senadores. Por su parte, el pastor Rodríguez también se convirtió en vicepresidente primero del HCD, por lo que en enero, cuando el intendente Jorge Giménez y el presidente del Concejo Bartolomé Robles se tomaron vacaciones, se quedó a cargo de la comuna de San Martín.

"En el 2017 nosotros aportamos dinero nuestro a la campaña, yo puse mis ahorros y otros pastores pusieron los suyos, pero fundamentalmente aportamos fiscales y nos fue bien. En estas elecciones pasadas, por ejemplo el Pastor Daniel García -fue con el Partido Federal- puso mucho de sí y movilizó más de 3.000 personas en Las Heras, lo mismo hizo el pastor Daniel Borgia en Guaymallén y otro más en San Carlos. Nosotros estamos trabajando iglesia por iglesia y pastor por pastor para que en las próximas elecciones tengamos muchos más representantes", se sinceró Bonarrico, quien volvió a insistir en que él y varios pastores fueron engañados por el Partido Federal que en principio había acordado que él sería el precandidato a gobernador y luego se desdijo y llevó a Adolfo Innocenti.

Según Bonarrico, ese engaño del Partido Federal le restó votos de los creyentes que lo castigaron en las urnas. "Cuando yo fui candidato en el 2017, en el segundo distrito sacamos el 18,8% de los votos, que fueron 46.000 sufragios; en estas elecciones el Partido Federal, el Intransigente y Protectora juntos sacaron 22.000 votos. Esa diferencia, creemos, son personas que nos seguían a nosotros", asegura.

Adoctrinar en el barrio y crear una agrupación política en la universidad

El movimiento evangélico y el adoctrinamiento que genera no sólo impulsó a pastores en las listas, en el armado y la militancia se sumaron también "líderes" de esas iglesias. Ellos trabajan con células, con grupos de mujeres o de hombres y se convirtieron en referentes dentro de sus iglesias. "Uno de ellos por ejemplo tiene más de 60 casas a las que va a predicar el evangelio en Guaymallén, ahí nomás tiene 600 o 700 personas que le responden a él", asumen los evangélicos del Gran Mendoza.

El sistema celular que aplican estas iglesias, llamado G12, supone enviar un líder a un barrio, cuando se llega a 10 de estos predicadores se abre una célula, que funciona en una casa de la zona, a la que se cita a los nuevos creyentes. "Por ahí la tente es reacia a ir a una iglesia pero sí va a una casa que conoce", acotan.

Si alguno de los nuevos creyentes tiene algún problema de adicción o sufrió violencia de género se lo deriva a los gabinetes con psicólogos o sociólogos para ayudarlos. Esa estructura se sostiene con el dinero de los mismos feligreses.

"A toda esa gente nosotros también las discipulamos y le enseñamos de qué manera va a votar, porque ellos nos consultan y nosotros los orientamos. Por eso se da la formación de nuestro partido, para que otras fuerzas no se aprovechen de los creyentes", admite Roberto Báez, secretario del senador Bonarrico. 

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De la misma manera están ingresando ahora en las facultades y universidades y están a punto de crear una agrupación política universitaria que sea amplia, pero que se apegue a sus lemas de "no al aborto y no a la ideología de género".