Mente intelectual

Se hacía pasar por CEO de empresas y lograba que le transfieran dinero: estafó más de 100 millones de euros

Gilbert Chikl fue absolutamente todo: jefe de importantes empresas, gerente de banco y hasta ministro de Francia, pero en realidad era un ingenioso estafador

Nacido en 1965 en Francia, Gilbert Chikli comenzó su carrera delictiva en la década de 2000, explotando la confianza en las jerarquías corporativas. Su método, conocido como la "estafa del falso presidente", consistía en hacerse pasar por altos ejecutivos de empresas, como CEOs o directores financieros, para engañar a empleados de nivel medio.

Tras estudiar minuciosamente las estructuras organizativas de sus objetivos, usando datos públicos y redes sociales, Gilbert Chikli los contactaba por teléfono, imitando el tono autoritario de un jefe. Alegaba emergencias financieras, como pagos urgentes de facturas o adquisiciones confidenciales, y ordenaba transferencias a cuentas que controlaba.

Entre 2005 y 2010, estafó a bancos importantes de Francia y también a grandes almacenes, acumulando millones. Su carisma y conocimiento de la psicología corporativa hacían que los empleados obedecieran sin cuestionar.

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Gilbert Chikli, el estafador que todavía es recordado en Francia.

Gilbert Chikli, el estafador que todavía es recordado en Francia.

La primera condena por las estafas y la fuga

En 2011, las autoridades francesas lo atraparon. Fue condenado a siete años de prisión por estafar 7.9 millones de euros a unas 30 empresas. Sin embargo, Gilbert Chikli, demostrando su audacia, huyó a Israel antes de cumplir la sentencia, aprovechando su doble ciudadanía.

Desde allí, no solo evadió la justicia, sino que intensificó su esquema de estafas. Operando desde Tel Aviv, continuó contactando empresas europeas, perfeccionando su técnica con un nivel de sofisticación que sorprendió a los investigadores.

El capítulo más insólito de su carrera llegó entre 2015 y 2017, cuando elevó la apuesta al suplantar al entonces ministro francés de Asuntos Exteriores. Usando máscaras de silicona hiperrealistas y videoconferencias manipuladas, se presentaba para estafar a organizaciones y empresarios ricos. Alegaba necesitar fondos para operaciones gubernamentales secretas, como pagos de rescates en zonas de conflicto.

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Uno de los intentos más notorios fue contra una fundación en 2016, a la que intentó estafar por 20 millones de euros. Aunque este golpe no tuvo éxito, otras víctimas, incluyendo empresas en Francia, Turquía y África, transfirieron decenas de millones a sus cuentas.

El esquema comenzó a desmoronarse cuando las denuncias se acumularon, y la policía francesa, junto con Europol e Interpol, lanzó una cacería internacional. En agosto de 2017, fue arrestado en Ucrania, donde vivía bajo una identidad falsa. Fue extraditado a Francia, donde enfrentó cargos por las estafas.

En 2020, Gilbert Chikli enfrentó un juicio donde se lo acusó de estafar 55 millones de euros adicionales entre 2015 y 2017, además de los fraudes previos. Durante el proceso, se mostró desafiante, justificando sus actos como un "juego" contra sistemas corporativos vulnerables. Fue condenado a 11 años de prisión y una multa de 2 millones de euros.

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