En algunos casos, los binomios lograron cuajar según la lógica, en otros como resultado del tire y afloje, aunque siempre atendiendo a la negociación interna y a la cobertura hipotética de los diferentes electorados.
Trece fórmulas se presentaron para las PASO presidenciales del 13 de agosto.
La fórmula que encabeza Sergio Massa es quizás la mejor posible que hoy tiene a mano el Frente de Todos, con su nuevo ropaje de Unión por la Patria. Esto, a pesar de que con "Chivo Rossi" son en estos momentos parte esencial del gobierno de Alberto Fernández.
Tendrán el desafío de mostrarse ante la sociedad como un proyecto nuevo que nada tiene que ver con el que se está apagando bajo la peor de las consideraciones. Empresa difícil teniendo en cuenta el altísimo ritmo de la inflación y los niveles de pobreza que baten todos los récords en el país.
Para los electores tradicionales del peronismo-kirchnerismo el mensaje de la supuesta unidad debe ser convincente, y no una mera puesta que busque solapar la debilidad de Cristina al ceder de últimas ante un binomio que no es de su paladar.
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En tanto, la fórmula que encabeza Rodríguez Larreta, quien sumó a un duro de la política como lo es el cuestionado dirigente radical Gerardo Morales, tiene el reto de frenar la caída que ha experimentado el último tiempo en las encuestas.
Algunos movimientos erráticos, su apuesta al gradualismo, y la imagen de blandengue ante los requerimientos de cambios fuertes le están jugando una mala pasada. Es la vieja pelea de palomas y halcones que hoy parece favorecer a su contracara, Patricia Bullrich.
"La Piba" se ha mantenido en la suya y sumó a Luis Petri, un político sin desgaste, que acaba de hacer una gran elección en Mendoza, y que es tan duro como ella, particularmente en temas de seguridad.
Podrá decirse que apuntan al mismo electorado, pero en esa aparente debilidad puede residir su fortaleza. Bullrich ha hecho hincapié en la juventud del dirigente radical, como otra de sus virtudes para llegar a esa porción del electorado que está mostrando mayor preferencia por Milei.
La candidata presidencial, quien actualmente está subiendo en las encuestas, debe convencer a la sociedad impaciente que quiere cambios a fondo y con prisa, pero sin romper todo, porque transformar las estructuras no es lo mismo que destruirlas.
Javier Milei hoy aparece algo más rezagado, claro que en un ambiente cambiante que por imperio de las circunstancias podría llegar a virar y darle la esperanza de alcanzar al menos el balotaje. Entre sus seguidores no hay nada más importante que la propia candidatura del líder libertario y, por ende, poco importa la conformación de equipos.
Milei debe convencer acerca de que sus propuestas disruptivas, por alocadas que sean, son posibles de plasmar en la realidad sin morir en el intento.
Las PASO nacionales brindarán una encuesta rigurosa al 13 de agosto, pero además de mostrar dónde quedan parados el oficialismo y la oposición en sus diferentes versiones, serán cruciales para Juntos por el Cambio.
Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich estarán enfrentados a todo o nada, porque no hay lugar para los dos en la carrera presidencial.
En esa primaria con verdadero sentido, Juntos por el Cambio dirimirá sus diferencias, y la parte de la sociedad que vote por uno u otro estará dando un mensaje sobre su preferencia, tanto en estilo como en profundidad de las transformaciones.
Terminado el largo proceso electoral con todas sus estaciones, quien suceda a la dupla de Alberto y Cristina tendrá que transitar una gestión con evidentes dificultades.
Con la inflación desmadrada, un déficit insostenible, sin reservas, pobreza creciente, y con un agravamiento de la deuda que supera en mucho a la dejó Macri, el panorama será extremadamente complejo.
En ese contexto, con una agenda plagada de urgencias en materia económica, de seguridad, y aspectos institucionales críticos, será muy importante el rol que cumpla la oposición, independientemente de a quién le toque, para que no sea parte del problema, sino de la solución.
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Negociaciones políticas o el negocio político
Halcones, palomas, fanáticos, extremos, principistas, insistidores y otros tantos perfiles se conjugan en una pugna bajo un común denominador: la búsqueda del poder.
Ya sea por vocación, convicción o pura ambición están allí luchando por un espacio hasta donde les dé el piné y las circunstancias, o en todo caso por algún premio consuelo.
Están los que desde el principio se han sentido seguros de llegar hasta el final, y le pusieron el cuerpo a lo que fuera necesario, también los que intentaron y no pudieron, pero nunca faltan los que sabían de antemano que habría tiempo para bajarse, negociación de por medio.
Así llegamos a esta instancia donde las alianzas y las listas han quedado conformadas, para su depuración a través de las PASO.
Muchos trapos quedaron expuestos indecorosamente al sol, y otros tantos permanecerán ocultos en el fragor de las transas entre cuatro paredes.
Se larga ahora la etapa donde candidatos y candidatas empezarán a pontificar sobre sus propias cualidades. Hablarán de transformaciones, de honestidad, de la derecha, de la izquierda, del populismo, del republicanismo, de la pobreza, de la inclusión, de la corrupción, del déficit, del Estado, del mercado, del FMI, de las reformas, de los derechos, etc. etc.
Asistiremos a despliegues variados, campañas, consignas, medios, redes, trolls, caminatas, recorridas, besos y más besos a mujeres y niños. Operadores, paneles mediáticos, confrontación de intereses, y un conjunto de acciones que cada vez inciden menos frente a un electorado que se va avispando a fuerza de malas experiencias. Nada quita que se derroche el consabido recurso de promesas vanas, presiones punteriles, compra directa e indirecta de voluntades, entre otros históricos o novedosos vicios.
La tarea que tiene por delante la ciudadanía es titánica para renovar, aunque sea a largo plazo, la práctica política y la calidad institucional, mediante la participación concienzuda y la actitud crítica. Esto es clave en la democracia. Y a la par, bregar por el progreso necesario en el campo de las políticas públicas que reviertan la decadencia y desalienten la búsqueda de un destino mejor en lejanos países.
Llega el tramo de las definiciones, y la bendita democracia siempre nos da otra oportunidad.
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