Atracción

El misterio de una hermosa momia

La momia de una mujer que se exhibe en un museo es objeto de análisis por su hermosura

Cuando la gente se encuentra con la Bella de Xiaohe, una momia preservada de forma natural en el desierto de Taklamakán, en la cuenca del Tarim de la Región Autónoma Uygur de Xinjiang, y que se exhibe en el museo regional, seguro se preguntan cuán increíblemente hermosa debe haber sido esta mujer.

A pesar de que fue enterrada hace más de 3.800 años, las condiciones naturales únicas ideales para la preservación indican que su cuerpo ha estado bien protegido. Su delicado cabello y pestañas permanecen visibles hoy. Además, sus rasgos faciales, algunos parecidos a los de Occidente, como los pómulos altos, han hecho que los estudiosos se pregunten durante mucho tiempo sobre los orígenes de los pueblos antiguos que vivían en la cuenca del Tarim. Muchos sospechan que sus antepasados ​​fueron migrantes.

Sin embargo, un estudio realizado por investigadores en China, Europa y Estados Unidos publicado en la revista Nature el 28 de octubre sugiere que, de hecho, se trataba de una población local genéticamente aislada. Los investigadores recuperaron con éxito datos de todo el genoma de los dientes de 13 momias de la Edad de Bronce antigua y media que datan de entre el 2100 a. C. y el 1700 a. C. y pertenecen a la cultura Xiaohe.

Después de comparar los datos con las estructuras genéticas de varias poblaciones antiguas y actuales, los investigadores descubrieron que, a diferencia de las hipótesis anteriores, los resultados no respaldan ninguna hipótesis que implique una migración humana significativa para el origen de la población de la cuenca del Tarim de la Edad del Bronce, y hallaron más bien que representan un grupo culturalmente cosmopolita pero genéticamente aislado sin mezcla genética con los vecinos, según el artículo.

“El duro entorno de la cuenca del Tarim puede haber formado una barrera para el flujo de genes”, señaló Cui Yinjiu, profesora de Ciencias Biológicas de la Universidad de Jilin y coautora del artículo. “Los antiguos habitantes parecen estar relacionados únicamente con una población que comenzó a habitar Eurasia hace unos 9.000 años”.

Desde fines de la década de 1990, el descubrimiento de cientos de restos humanos momificados de forma natural que datan de aproximadamente 2000 a. C. a 200 d. C. en la cuenca del Tarim ha llamado la atención internacional debido a su apariencia física occidental, su ropa de lana tejida y su amor por el queso.

Los investigadores han propuesto varias hipótesis para explicar los orígenes, los rasgos faciales occidentales y el estilo de vida de los habitantes de la cuenca del Tarim. En contraste con su marcado aislamiento genético, está claro que los antiguos habitantes conocían muy bien las diferentes tecnologías y culturas fuera de la cuenca. Hicieron queso a partir de leche de rumiantes utilizando una fermentación similar al kéfir, y cultivaron trigo, cebada y mijo, cultivos que originalmente se encontraban en el este y el norte de China, se afirma en el artículo.

Habían formado su cultura única, como el uso de ataúdes de madera con forma de barco cubiertos con piel de ganado y marcados con postes de madera o remos. Sigue siendo un misterio por qué ha desarrollado una tradición funeraria tan singular.

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