Las sucesivas derrotas que padeció en el 2015 el Partido Justicialista no podían tener otro corolario que una fortísima implosión.
Cuando las urnas aún no se habían enfriado y Mauricio Macri empezaba a medirse el traje de presidente, los principales referentes del peronismo admitían sin remilgos que esa histórica fuerza requería una profunda autocrítica.
La vocación de poder que los caracteriza desde años sigue siendo el principal imán para reinventarse una vez más.
Cualquier politólogo extranjero que pretenda entender la política argentina descubrirá que nunca hubo un solo peronismo, sino diferentes reencarnaciones, atadas a una inteligente lectura de la época.
Por eso ha podido contener dirigentes tan disímiles y, sin embargo, conseguir que todos tiraran del carro hacia un mismo destino.
Hoy eso no ocurre y es porque el proceso de reconstrucción y reelaboración de metas impone nuevos pactos. Y tal vez, otros líderes.
La fractura del PJ en Diputados es una fuerte señal para el Frente para la Victoria.
Enfrentados con La Cámpora, 12 legisladores crearon su propio bloque y dejaron al FPV sin la primera minoría.
Lógicamente, esto acentuó la diáspora interna y puso al ex titular de ANSES, Diego Bossio, en el centro de la escena como principal marinero que abandona el barco.
En él confluyen las principales acusaciones de traición, especialmente, porque consideran que este quiebre sólo será funcional a los objetivos de Macri de dividir la oposición.
El clima caliente que se vive en el PJ quedó patentizado el miércoles en el Consejo Nacional. Hubo allí reproches, autocrítica y urgentes pedidos de renovación.
Sobre todo, se planteó encabezar una oposición más activa, un rol al que se han desacostumbrado muchos después de 12 años de gobiernos kirchneristas.
Con la mira puesta en el 8 de mayo, fecha en que se elegirán las nuevas autoridades, el peronismo tiene ante sí el desafío de definir hacia dónde pretende ir.
Los caminos -anticipan algunos- pueden bifurcarse. O se logran los consensos necesarios para alcanzar la unidad y así el FPV continúa firme con su consigna "volveremos". O los disidentes cobrarán fuerza para que emerja un nuevo peronismo, el cual, por ahora, es difícil vislumbrar cómo será.